El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tenía planeada una rara visita a Pekín para aliviar tensiones, pero también para contestar a una pregunta: ¿Había algún cambio sustancial detrás del nuevo tono, aparentemente más conciliador, de China?
La respuesta llegó claramente cuando tuvo que cancelar sus planes tras el descubrimiento de un globo espía chino en el espacio aéreo estadounidense, según expertos.
Blinken asegura que solo pospuso la fecha de la visita y quiere mantener abiertas las comunicaciones, como parte de un esfuerzo de largo aliento de Estados Unidos para preservar el diálogo con la potencia asiática en ascenso.
Sin embargo, la decisión de posponer el viaje muestra el nivel de preocupación que existe en Estados Unidos y el ambiente político en Washington, en donde los rivales republicanos del presidente Joe Biden buscan tildarlo de débil con China.
Jacob Stokes, investigador en el Center for a New American Security, indicó que un globo flotando sobre el espacio aéreo de Estados Unidos representa una amenaza más tangible para los norteamericanos que las otras disputas con China, que abarcan desde la exportación de microprocesadores hasta el respeto a los derechos humanos.
Stokes dijo que la administración estadounidense toma con escepticismo los gestos de apertura de China, empezando por el encuentro amistoso entre el presidente Xi Jinping y su homólogo estadounidense que tuvo lugar en noviembre, en el marco de la cumbre del G20 en Bali.
“La pregunta era si este cambio de tono es indicativo de algún tipo de cambio sustancial en la forma en que China se comporta en el mundo”, dijo Stokes. “Hasta el momento la respuesta es no”.
La nueva pregunta consistirá en saber si ¿el incidente del globo marca “el aplazamiento del proceso” iniciado en Bali, o “el final de un proceso que estaba destinado a ser siempre incipiente”?.
– Estrecha ventana –
La ventana de tiempo para un acercamiento entre Estados Unidos y China es estrecha, y febrero parecía ser una fecha ideal para Blinken.
El año próximo se llevarán a cabo elecciones tanto en Estados Unidos como en Taiwán, democracia autónoma que Pekín considera como parte de su territorio.
Se espera que el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, visite la isla antes de esa fecha, siguiendo los pasos de su antecesora, la demócrata Nancy Pelosi, cuyo viaje a Taiwán desató la ira de Pekín, que respondió con una serie de ejercicios militares.
Pekín emitió un inusual comunicado en el que lamentó el incidente aéreo, aunque insistió en que se trataba de un globo civil meteorológico que se desvió de su curso.
Yun Sun, directora del programa sobre China en el Stimson Center, relató que algunas teorías aseguran que el balón fue enviado para sabotear una mejora de las relaciones con Estados Unidos.
Pero descartó esa idea, al notar que se esperaba que el propio Xi se reuniera en persona con Blinken.
“Creo que es la razón por la que la vista de Blinken había adquirido un alto nivel de importancia en China, es porque realmente quieren trabajar con los estadounidenses para mejorar las relaciones, especialmente dado que la prioridad china es la recuperación económica”, agregó.
“Pero la siguiente pregunta es: ¿Qué dice esto sobre la toma de decisiones en China?”.
Oficiales de bajo nivel pueden haber pensado que podrían actuar sin que Estados Unidos se enterara, o sin consecuencias, dijo.
Matthew Kroenig, exfuncionario de Defensa ahora en el Atlantic Council, afirmó que el episodio podría marcar una peligrosa escalada, un nuevo interés de China en las armas nucleares estadounidenses, muchas de las cuales se encuentran almacenadas en silos en áreas remotas del oeste de Estados Unidos.
Aunque el Pentágono asegura que la información recolectada tiene poco valor, Kroenig estima que es poco probable que Chine tome un tal riesgo sin beneficios.
“De hecho, dio a Pekín la habilidad de cartografiar mejor los silos de misiles balísticos intercontinentales de Estados Unidos para futuros objetivos, y de evaluar la respuesta estadounidense”, añadió.
Los esfuerzos pueden indicar que China está cambiando su doctrina con el objetivo de eliminar los misiles nucleares estadounidenses en caso de guerra, aseguró.
“Demuestra la descarada creencia de Pekín de que el Partido Comunista Chino puede violar el espacio aéreo estadounidense sin consecuencias”.