La fiesta de los barcos dragón congregó miles de espectadores en Hong Kong, a pesar de un calor de plomo, renovando una tradición que había sido seguida por televisión durante la pandemia.
En la época del covid “vi la carrera por televisión. Pero el acontecimiento se vive de manera diferente detrás de una pantalla. No se siente el ambiente”, explica Cheuk Shum, de 43 años, que trabaja en la gestión de riesgos.
Tradición centenaria distinguida por la Unesco, la fiesta consiste en una carrera de piruaguas -de diez metros de largo y adornadas con cabezas de dragón de colores brillantes- que rivalizan acompañadas del sonido de tambores.
Como Cheuk Shum, miles de espectadores llegaron a la principal playa de Stanley, balneario de lujo en el sur de la isla, antes de que comenzara la carrera.
A pesar de la humedad y con una temperatura de más de 30ºC, los 174 equipos de remeros se disputaron el primer puesto. Algunos participaban por primera vez en el festival, clasificado por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Celebrada en el quinto día del quinto mes del calendario lunar chino, la fiesta de los barcos dragón -manifestación a la vez cultural y deportiva- es una tradición de más de un siglo en China.
Conocida también como Tuen Ng, la fiesta conmemora tradicionalmente la memoria de Qu Yuan, un poeta chino de la época del Reino de los Combatientes (a partir del siglo V a.C.) que se habría suicidado ahogándose en un río después de haber sido falsamente acusado de traición, explica Jack Lam, voluntario desde hace más de diez años en la asociación que organiza el evento.
“Al anunciar su muerte, los aldeanos se habrían precipitado al agua y habrían remado en busca de su cuerpo, en vano”, precisa.