La batalla entre “tildistas” y “antitildistas” por la acentuación de la palabra “solo”

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La batalla entre “tildistas” y “antitildistas” por la acentuación de la palabra “solo” se recrudeció en España en los últimos días y agitó las aguas de una institución que se presumía tranquila, la venerable Real Academia Española (RAE).

El jueves por la tarde, la cuestión quedó aparentemente zanjada tras un pleno de la docta casa de la lengua española que se anunciaba “tormentoso”, en palabras del escritor y académico Arturo Pérez-Reverte, uno de los principales agitadores de este debate y partidario de ponerle tilde a “sólo” cuando equivale a “solamente”. 

Tras el encuentro en la sede de la institución en Madrid, muy cerca del Museo del Prado, el director de la RAE, el jurista Santiago Muñoz Machado, anunció que no podrá considerarse falta de ortografía ponerle acento a la palabra.

Una decisión salomónica, que deja a gusto del consumidor tildar o no, pero que evitará sanciones al que lo haga, para alivio de estudiantes y opositores.

“No ha habido nadie que se sienta derrotado, no hay nadie triunfador, por más que algunas declaraciones públicas aparenten otra cosa. No tenemos la sensación de que haya habido vencedores o vencidos”, dijo Muñoz Machado tras el pleno, bromeando al presentarse ante la prensa “sano y salvo”.

Tradicionalmente, el vocablo “solo” se acentuaba cuando era adverbio y equivalía a “solamente”, pero no se acentuaba nunca cuando era adjetivo, como por ejemplo en la frase “sólo pedí un café solo”. 

Pero en 2010, una revisión de la Ortografía dictó el fin del acento, dando pie a la rebelión de una parte de los académicos, principalmente escritores, como el propio Pérez-Reverte o Mario Vargas Llosa, que siguieron usándolo en sus textos y para los que el anuncio del jueves supone una victoria.

En el bando opuesto estaban los lingüistas, señalados despectivamente como “técnicos”.

– Acentos virales –

Hasta la ministra de Educación, Pilar Alegría, terció en la polémica, confesando que pertenecía al bando subversivo de los “tildistas”, variante “solotildistas” para este caso.

“Soy de las que efectivamente he mantenido siempre el ‘sólo’ [con acento] y en mi cabeza siempre decía ‘lleva tilde porque se puede decir ‘solamente'”, explicó el jueves en una entrevista con la televisión pública TVE.

En un año electoral y de gran crispación política, la polémica, teatral pero civilizada, se ha visto como un respiro. 

“Qué bien que discutamos sobre ortografía, porque quizás mientras lo hacemos bajamos el tono en las miles de polémicas estériles”, dijo este viernes la periodista radiofónica española Àngels Barceló, de la Cadena Ser.

“La viralidad”, se congratuló el escritor español Jorge Carrión en Twitter, “está por lo general secuestrada por fenómenos como la venganza de Shakira o los escándalos políticos. Y de pronto la ha liberado y desatado la ortografía”.

Más difícil será que la concordia se traslade a otra vieja polémica española, la de “cebollistas” y “sincebollistas”, partidarios y contrarios a ponerle cebolla a la tortilla de patatas, y hay quien sugirió que existe una correlación con el debate de la tilde.

“Los que queréis ponerle la tilde a ‘solo’ sois los mismos que le ponéis cebolla a la tortilla, ¿a que sí?”, escribió en Twitter el periodista Antonio Martínez Ron.

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