Un hallazgo sin precedentes ilumina la historia más remota del cosmos. Astrónomos internacionales anunciaron este martes la detección de un brote de rayos gamma originado por la explosión de una estrella masiva ocurrida hace aproximadamente 13.000 millones de años, apenas unos cientos de millones de años después del Big Bang.
El fenómeno, uno de los más distantes jamás registrado, fue observado el pasado 14 de marzo por el telescopio espacial franco-chino SVOM, lanzado en 2024 con la misión de rastrear estas violentas erupciones cósmicas.

Los rayos gamma son las explosiones más poderosas conocidas en el universo, capaces de liberar en segundos más energía que la que produce nuestro Sol en toda su vida. Este evento, clasificado entre los cinco más lejanos detectados hasta ahora, ofrece una ventana única para comprender cómo se formaron las primeras estrellas y galaxias tras el nacimiento del universo.
El destello, que viajó durante miles de millones de años antes de alcanzar la Tierra, fue captado por los sofisticados instrumentos del SVOM, diseñado para combinar observaciones en rayos gamma y rayos X con telescopios ópticos y de infrarrojo. Gracias a esta tecnología, los científicos pudieron confirmar que se trataba de una explosión estelar en los albores del cosmos, lo que convierte al hallazgo en un hito para la astrofísica moderna.
Además de su valor científico, el descubrimiento refuerza la cooperación internacional en la exploración espacial. El proyecto SVOM, fruto de la colaboración entre la Agencia Espacial Francesa (CNES) y la Administración Espacial Nacional de China (CNSA), demuestra cómo la unión de capacidades tecnológicas permite avanzar en el conocimiento de fenómenos extremos.

Los expertos subrayan que este tipo de observaciones no solo ayudan a reconstruir la cronología del universo, sino que también permiten estudiar la evolución de la materia y la energía en sus primeras etapas. En palabras de los investigadores, cada brote de rayos gamma es como un “faro cósmico” que ilumina los rincones más antiguos y oscuros de la creación.
Con este hallazgo, la humanidad da un paso más hacia la comprensión de sus orígenes, confirmando que incluso los destellos más lejanos pueden revelar las claves de nuestro pasado cósmico.