La Dirección Policial de Investigaciones (DPI) reveló nuevos y contundentes detalles sobre el asesinato de la ingeniera civil Lilian Elizabeth Padilla Martínez, de 37 años, ocurrido el pasado sábado 20 de diciembre en San Pedro Sula, departamento de Cortés.
La profesional fue víctima de una emboscada cuidadosamente planificada, en la que los sicarios utilizaron un paquete falso como señuelo para atraerla al lugar del crimen.
De acuerdo con el informe oficial, Padilla recibió la llamada de que debía recoger un envío proveniente de Estados Unidos. Alrededor de las 11:40 a. m., se desplazó en una camioneta Toyota Prado por el bulevar Villas Mackay, entre las residenciales Los Cedros y Villa Real.

Fue allí donde un vehículo Honda Civic azul interceptó su paso y los atacantes dispararon más de 25 proyectiles, provocándole la muerte inmediata.
Las investigaciones preliminares manejan dos hipótesis principales: extorsión vinculada a la inauguración de una plaza comercial que la ingeniera estaba desarrollando, o un posible móvil de tipo pasional.
Lo llamativo es que Padilla no solía realizar este tipo de diligencias ni conducir el vehículo, tareas que generalmente eran asumidas por su pareja sentimental.
La víctima era originaria de La Ceiba, Atlántida, hija de reconocidos ciudadanos de esa ciudad.
Su padre se desempeñó como subgerente del Banco Central de Honduras, mientras que su madre fue registradora civil municipal durante dos décadas. Su trayectoria profesional y su carácter reservado la habían convertido en una figura respetada en su comunidad.

El crimen ha generado gran consternación en el país y en la comunidad técnica y empresarial.
Las honras fúnebres se realizaron en La Ceiba, donde familiares, amigos y ciudadanos expresaron su indignación y exigieron justicia.
La Policía Nacional continúa con las pesquisas, mientras la sociedad hondureña reclama mayor seguridad ante el creciente número de asesinatos de profesionales y empresarios en la zona norte.