SANTA BÁRBARA. – Un muerto y 3 heridos, fue el saldo de otra reyerta en entre reos, en El Pozo, la madrugada del jueves, en la que se dio otra balacera, entre la mara 18 y la pandilla MS-13.
Así lo informó el médico de turno del Hospital de Santa Bárbara, Roberto Castellanos, quien detalló que el ingreso de los heridos se registró a las cuatro de la mañana. De su lado el Instituto Nacional Penitenciario (INP) confirmó que en el lugar del enfrentamiento perdió la vida el privado de libertad José Luis Deras Sorto.
Lo anterior colige que el nuevo enfrentamiento tuvo lugar en horas de la madrugada de este jueves.
Los pacientes presentaban heridas por arma de fuego y por su delicadeza fueron remitidos al hospital en la ciudad de SPS, declaró el galeno.
Acto seguido, apuntó uno de los heridos presentaba cuatro impactos de bala de los cuales una de ellas generó una fractura en brazo izquierdo con compromiso vascular.
La complejidad de las heridas de los pacientes ameritaba el traslado al hospital de la ciudad norteña de SPS, agregó.
Cabe señalar que la cárcel El Pozo, ubicada en Ilama en el departamento de Santa Bárbara registró el mes anterior cuatro reyertas en 17 días con una veintena de heridos.
Lo anterior refleja la grave crisis carcelaria que se suscita en el país que orilló la intervención gubernamental.
Desde la declaratoria de intervención ha transcurrido más de un mes y la misma ha avanzado con la remoción de algunas autoridades y el nombramiento de otras.
La elegida para comandar la intervención fue la viceministra Julissa Villanueva, quien a su vez ha nombrado a otras autoridades como al nuevo director del Instituto Nacional Penitenciario, acción que recayó en el comisionado José Adonay Hernández.
De igual manera, la interventora Julissa Villanueva ordenó a la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales (DNFE) tomar el control de las cárceles hondureñas para evitar nuevas reyertas.
Hasta el momento las autoridades han alertado que los enfrentamientos se producen con el fin que los privados de libertad heridos sean llevados a hospitales y luego desde ahí organizar un plan de fuga. No obstante, los hechos violentos al interior de las denominadas cárceles de máxima seguridad siguen suscitando y aumentando las estadísticas negativas para la administración carcelaria.