Lo cierto es que la anticipación que rodeaba a ‘John Wick 4’ era considerable, cebada por el retraso de casi dos años frente a la fecha de estreno inicialmente prevista.
El tiempo suficiente para que las primeras tres películas de la serie se hayan convertido en piezas de culto de la acción moderna, influido en innumerables películas y series del género… y para que, llegado el momento del estreno, ‘John Wick 4’ arrase en taquilla.
La película de Keanu Reeves ha superado a todas sus competidoras, con un fin de semana inicial en Estados Unidos de 73,5 millones de dólares. La franquicia exhibe así una excelente salud, y una progresión más que notable: desde los 14 millones de dólares recaudados por la primera entrega (que, en España, por ejemplo, ni llegó a estrenarse en cines), que dobló en la segunda, con 30,4 millones en 2017, para llegar a unos ya más próximos 56,8 millones de dólares en el primer fin de semana de estreno de la tercera entrega en 2019.
La recaudación internacional ha sido también comparable: 64 millones de dólares (y número uno en los 71 mercados donde se estrenó), sumando una recaudación global de 137,5 millones de dólares. Su relativamente modesto presupuesto de 100 millones pronto estará más que recuperado (los costes de marketing no suelen ir incluidos en esa cifra).
La excelente resultado se redondea con un par de datos: la película está clasificada R (es decir, solo para adultos), lo que deja espacio en taquilla para películas de orientación no exclusivamente familiar, y ha obtenido excelentes puntuaciones en agregadores de notas como Rotten Tomatoes y Metacritic.
Cómo las cuatro películas de ‘John Wick’ han usado trucos de la ciencia ficción para reinventar el cine de acción.
Cómo las cuatro películas de ‘John Wick’ han usado trucos de la ciencia ficción para reinventar el cine de acción.
VIENTOS DE CAMBIO
Puede que estemos ante una tormenta perfecta que apunte a un cambio de aires en la taquilla y, con ello, en las tendencias cinematográficas.
Con ‘Star Wars’ desaparecida, de momento, del panorama de estrenos en salas, quedan Marvel y DC como las dos franquicias monstruo que -sobre todo la primera- imponían cierto statu quo en los gustos de los espectadores. Los superhéroes parecían imbatibles. Sin embargo, eso parece estar cambiando.
Por una parte, en Marvel las cifras de taquilla no están siendo tan espectaculares como en otros tiempos, aunque aún no podamos hablar de fracasos.
‘Ant-Man y la Avispa: Quantumania’ lleva 465 millones de dólares recaudados, que no está mal, pero anda por debajo de las dos primeras (519 y 622 millones). En cualquier caso, hay movimiento entre los directivos y posibles cambios de rumbo.
Y DC tiene problemas más severos: ‘¡Shazam!. La furia de los dioses’ (110 millones de presupuesto, sin contar marketing) lleva 46 recaudados, con las cifras cayendo un 69% en su segunda semana. Una debacle espectacular que se suma a los 383 millones recaudados por ‘Black Adam’, que se han considerado insuficientes para compensar los desmesurados gastos de promoción de la película de Dwayne Johnson. Las expectativas para ‘The Flash’ y la secuela de ‘Aquaman’, las dos películas antes del volantazo de James Gunn, son inciertas.
No es solo la debacle de las franquicias superheroicas lo que tenemos ante nosotros. Es que ‘John Wick’ es la abanderada de la aparición de nuevas sagas en el gusto del público.
Actualmente, arrasan en taquilla ‘Scream VI’ (más de 140 millones en tres semanas para una película de muy bajo coste) y ‘Creed III’ (245,8 millones globalmente en solo cuatro semanas). Es un saludable viraje para Hollywood: películas comerciales, pero con cierta capacidad de sorpresa y frescura, y géneros variados.
No hay que olvidar que dos de las películas más taquilleras del año pasado fueron ‘Top Gun: Maverick’ y ‘Avatar: El sentido del agua’. Dos secuelas, una de ellas con vocación abierta de franquicia, que también presentan saludables lavados de cara para la taquilla. Puede que el cine de Hollywood siga siendo un mastodonte anquilosado en viejos códigos, pero al menos los efectos de la pandemia se disipan, y hay espacio para nuevas caras.