«Toda sabiduría viene del Señor, y está con Él para siempre».
Tantos que se creen sabios, que creen que sus capacidades son realmente suyas, cuando todo, viene de Ti, Señor.
Nuestro saber es limitado y condicionado. Limitado por nuestra soberbia, condicionado por nuestra humildad.
¡A más soberbia, menos Sabiduría; a más humildad, mayor sentido de Dios, sabor de Dios!
«El manantial de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y sus canales son los mandamientos eternos», por eso, sabio es el que escruta tu Palabra y la pone en práctica cumpliendo los mandamientos que nacen de tu Corazón de Padre.
Sabiduría hay en quién sabe que «todo es posible para el que cree», pero es más sabio aún el que es capaz de reconocer «creo, Señor, pero aumenta mi fe».
Toda sabiduría, nace de Ti y se fortalece en la humildad del que confía plenamente en Ti y está dispuesto, a dejar que se ensanche su corazón en una fe que aumenta cada día, y supera todo temor.