El español José Vicente Nácher Tatay tomó posesión como nuevo arzobispo de Tegucigalpa en una eucaristía celebrada en la Basílica Menor de Suyapa en la que abogó por un país centroamericano con dignidad y equidad.
“Con sencillez reconocemos que muchas cosas no están en nuestras manos, pero sí decimos aquí están nuestras manos abiertas para alcanzar juntos una Honduras en la que todos podamos vivir con dignidad y equidad”, dijo Nácher Tatay a los fieles en su primera homilía como arzobispo de Tegucigalpa.
Durante la celebración eucarística, en la que participó el nuncio del Papa en Honduras, Gábor Pintér, y que se prolongó durante más de dos horas, Nácher Tatay recibió el anillo, el solideo y el báculo pastoral de manos de su antecesor, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga.
En sus primeras palabras como máximo responsable de la Iglesia en Tegucigalpa, Nácher Tatay destacó que Dios ha dado a conocer “su voluntad a los humildes y sencillos, cuya preocupación no es la eficacia y la elocuencia, si no la verdad y la caridad”.
En su discurso, señaló que hay que ser humildes para “saber siempre quiénes somos y cuál es nuestra misión, y sencillos para vivir siempre en su verdad, con transparencia y pureza”.
PROGRESO SOCIAL ESTABLE E INTEGRAL
El cura español expresó un agradecimiento “muy afectuoso y sincero” al cardenal hondureño, quien fue designado como arzobispo de Tegucigalpa en 1993, por hacer “tanto por la Iglesia local y universal” y a quien “indignamente”, añadió.
En enero pasado, el papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal hondureño y arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que deja el oficio de prelado a los 80 años.
Rodríguez Maradiaga fue uno de los ocho cardenales elegidos por el Papa para conformar el Consejo de Cardenales para gobernar la Iglesia católica y reformar la Curia romana.
Natural de Valencia, Nácher Tatay fue ordenado sacerdote en 1991, es licenciado en Sociología por la Universidad de Alicante y en Filosofía y Teología por la Facultad de Teología de Cataluña.
El nuevo arzobispo, de 58 años, lloró al recordar a sus padres, Vicente y Mercedes, quienes no pudieron acompañarle por motivos de salud, pero dijo que “su cariño y su fe nos acompañan”.
“Con humildad y sencillez, así queremos empezar y seguir para permitir al espíritu que sea él quien nos conduzca para que evangelicemos, es decir, una arquidiócesis que es y lleva la buena noticia a los pobres, los ciegos, los heridos, los desconsolados”, subrayó.
Afirmó además que los cristianos son “conscientes de la paz, como ha expresado el papa Francisco”, y por ello, creen “en la fuerza de la verdad, la justicia, el amor y la libertad como fundamento de un progreso social estable e integral”. El religioso, que ejercía como párroco en la iglesia de San Vicente de Paúl de Honduras desde el 2016, anunció que el primer decreto que firmará está orientado a que todos los cargos de la Iglesia hondureña continúen en funciones hasta que el papa Francisco indique algún cambio.