No estaba muerto, andaba de parranda

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CHOLUTECA. – La historia de un escandaloso caso de extorsión ha sorprendido a la comunidad de Choluteca tras el hallazgo del agente policial, Ángel Anael Espinoza Zúñiga, de 25 años, quien fue reportado como desaparecido el 2 de abril.

Al día siguiente, su familia recibió una llamada de los supuestos secuestradores exigiendo L10,000 por su rescate. Sin embargo, lograron depositar L7,305 en la cuenta indicada por los criminales.

Contrario a lo que se podría esperar en una situación de secuestro, la División Nacional de Policía (DPI), logró localizar al agente en un bar en Comayagüela, disfrutando de un día de juerga en estado de ebriedad con otros consumidores. El descubrimiento dejó atónitos tanto a sus familiares como a las autoridades, quienes inicialmente tomaron el caso con seriedad.

El caso se complicó aún más después de que se reveló que Espinoza Zúñiga había fingido su secuestro. Ahora enfrentará cargos por delitos de extorsión y por simular una situación que jamás ocurrió.

Esta situación ha generado un fuerte rechazo y desconfianza en la comunidad, especialmente en un momento en que la seguridad y los abusos por parte de miembros de las fuerzas del orden son temas de preocupación.

Las autoridades locales han expresado su condena hacia la conducta del agente y han subrayado que este tipo de comportamientos dañan la imagen de la institución policial.

“Lamentamos que uno de nuestros propios miembros haya involucrado a su familia y a la comunidad en una situación de tal gravedad. Esto no solo es un acto irresponsable, sino que también desprestigia el trabajo de quienes realmente están comprometidos con su deber”, afirmó un portavoz de la DPI.

La comunidad de Choluteca reacciona ante la noticia con indignación y descontento, al tiempo que se cuestionan las acciones de las autoridades. La familia de Espinoza ha manifestado su dolor y confusión tras haber sido engañada, expresando que nunca imaginaron que el joven oficial podría llevar a cabo un acto tan irresponsable y perjudicial.

Este escándalo pone de relieve la necesidad urgente de una revisión de los protocolos internos dentro de la Policía Nacional y la importancia de fortalecer la confianza pública en las instituciones encargadas de velar por la seguridad de la ciudadanía. Las investigaciones sobre el caso continúan mientras se espera que el agente enfrente las consecuencias legales de sus actos.