OLANCHO. – El Hospital San Francisco de Juticalpa, Olancho, emitió una alerta urgente ante el incremento de intentos de suicidio juvenil, donde la ingestión de fosfuro de aluminio —conocido como “pastilla de curar frijoles”— se ha convertido en el método más común reportado en la sala de emergencias.
Este agroquímico, utilizado para conservar granos básicos, es altamente tóxico y de fácil acceso en comunidades rurales.
La alarma se intensificó tras el fallecimiento de Eskarleth Anahy Meza Cáceres, una joven de 17 años originaria de la aldea Las Lomas, quien murió el pasado martes por intoxicación severa con fosfuro de aluminio.
A pesar de los esfuerzos del personal médico del Hospital San Francisco, la joven no sobrevivió.
Su familia denunció que enfrentaba acoso escolar y problemas emocionales, y pidió mayor atención institucional a la salud mental de los adolescentes.
Según investigaciones de toxicólogos de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el fosfuro de aluminio es la segunda causa más frecuente de suicidio por envenenamiento en el país, después del herbicida Gramoxone.
En promedio, 33 hondureños se suicidan cada mes con este químico. El Observatorio Nacional de la Violencia reportó que en 2017, 147 de los 396 suicidios registrados fueron por ingesta de tóxicos, siendo los jóvenes entre 20 y 24 años los más afectados.
Ante esta crisis, expertos recomiendan restringir la venta del fosfuro de aluminio a menores de edad y fortalecer las campañas de educación emocional en escuelas.
Además, se insta a la población a utilizar líneas de ayuda como el Teléfono de la Esperanza (150) y la Línea de Salud Mental (2232-1111), disponibles para brindar apoyo psicológico gratuito.
La historia de Eskarleth debe ser un llamado urgente a la acción. La salud mental juvenil no puede seguir siendo ignorada.