“Me enfoque en vencer o morir” fue la primera impresión emitida ayer por el comisario de la Policía Nacional, Cristian Nolasco, ante la interrogante formulada por periodistas, sobre lo sucedido el lunes 26 de noviembre en horas del mediodía con un grupo de civiles armados en pleno centro de Catacamas, Olancho.
Después de ese enfrentamiento verbal entre olanchanos y miembros de la Policía Nacional en esa ciudad, la Secretaría de Seguridad, ha redoblado el número de efectivos con envío de logística para mantener el orden y la tranquilidad de los pobladores. Nolasco quien se vio involucrado directamente en ese enfrentamiento ofreció declaraciones a comunicadores locales.
“Ellos querían humillarnos y no lo podíamos permitir nosotros estábamos dispuestos a dar la vida antes de vernos abochornados” prosiguió.

Durante la guerra de palabras el oficial de policía manifestó que estuvo muy al pendiente de su selector de fuego, que no es más que ráfaga uno a uno, entre tanto, hacia cambios constantes de hombro para tomar bien su fusil y al mismo tiempo estaba grabando para tener evidencia de cada acción.
Luego que los hombres armados alinearon los vehículos para salir del parqueo y huir grité a mis compañeros que atravesarán patrullas y evitar la fuga.
Con un tono de seguridad en su voz, el valiente comisario, confesó que muchos uniformados no le obedecieron posiblemente por miedo, sin embargo, en ese instante se hizo el primer disparo de advertencia.
“En ningún momento sentí nervios mucho menos olvidé el manejo correcto de mi arma de reglamento, pero si deploro que a la escena llegó un convoy de las Fuerzas Armadas que, en virtud de colaborar, solo estuvo de miranda, aun viendo el riesgo que se vivía en ese instante., al final nosotros pensamos que más bien estaban en contra”.

No es la primera que este oficial vive momentos difíciles como el que afrontó ese día en Catacamas, según su relato, en varias ocasiones en el departamento de Colón, experimentó circunstancias parecidas, con grupos campesinos.
En una ocasión recordó una escena donde estuvo presente el ambientalista Juan López ya fallecido, quien intervino en forma oportuna para salvarle la vida a un alcalde.