El arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, pidió este Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa, “el fin de la violencia en el mundo” y abogó “por los enfermos, los moribundos y todos los que sufren”.
“Pedimos a Dios que cese la violencia, que terminen todas las guerras, pedimos por las personas que sufren por causa de la violencia, algunas personas, pues, muy conocidas, otras olvidadas por todos, pedimos el fin de la violencia en el mundo”, subrayó Nácher en la homilía del ‘Domingo de ramos’, en el atrio de la catedral de Tegucigalpa, ante miles de católicos.
Hombres, mujeres y niños, entre ellos Maragrita Ponce, de 99 años, en silla de ruedas, portando ramos de palma, asistieron a la misa para recordar la entrada de Jesús a Jerusalén, hace más de 2.000 años.
“Conocer a Jesús es la mejor forma de reconocernos a nosotros mismos. Más aún, no nos conocemos a nosotros, sin reconocer a Jesús, las palmas que llevamos en nuestras manos sean para glorificar a Dios, no a nosotros mismos, ni a ningún príncipe de este mundo. Las vamos a llevar a la casa, donde serán un recuerdo patente de la fe que profesamos”, subrayó Nácher.
Señaló además que los seres humanos “vivimos en un mundo de gritos y ofensas, creemos que hablamos nosotros y no somos más que voceros de otros frente a la manipulación y la violencia que atenta contra los inocentes, la fidelidad, la verdad y el perdón que nos enseña Jesús”.
“Contra los gritos de quienes acusan falsamente, la verdad eterna de quien guarda silencio, Jesús el maestro nos da la última y gran lección”, acotó.
Miles de católicos hondureños acudieron hoy a los templos para asistir a la misa del Domingo de Ramos y la bendición de los ramos de palma, como expresión de fe.