El Instituto de Conservación Forestal (ICF), en coordinación con la Fuerza de Tarea Interinstitucional Ambiental (FTIA), el Primer Batallón de Protección Ambiental, el Comando C-9 y la Fuerza Aérea Hondureña, realizó un patrullaje estratégico en el sector de Tuscruhuas, zona núcleo de la Reserva del Hombre y la Biosfera del Río Plátano, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Durante el operativo, las autoridades identificaron múltiples actividades ilegales que amenazan gravemente este ecosistema de alta biodiversidad:
— Deforestación masiva y cambio de uso del suelo para habilitar pastizales, lo que contribuye a la pérdida de bosque primario.
— Ganadería extensiva, con más de 1,000 cabezas de ganado dentro del área protegida, sin respetar las franjas de protección hídrica.

–Minería artesanal en quebradas permanentes, contaminando fuentes de agua y afectando la fauna acuática.
— Asentamientos humanos ilegales, con al menos 26 viviendas y unas 100 personas ocupando la zona núcleo, en violación directa a la Ley Forestal.
— Infraestructura ganadera no autorizada, como cercas, corrales, galeras y establos, que consolidan la ocupación irregular del territorio.

Según datos recientes, la Reserva ha perdido más de 40,000 hectáreas de bosque en los últimos años.
La expansión de la frontera ganadera y la construcción de carreteras clandestinas han facilitado el ingreso de grupos vinculados al narcotráfico y al tráfico de madera.
Expertos advierten que estas actividades no solo destruyen el hábitat de especies endémicas, sino que también socavan los derechos territoriales de comunidades indígenas como los Miskitos y Pech.
El ICF reiteró que en las zonas núcleo de áreas protegidas no se permite ningún tipo de actividad humana, salvo investigación científica.
La institución anunció que presentará un informe técnico ante la Fiscalía Especial del Medio Ambiente (FEMA) para iniciar procesos legales contra los responsables.

La Reserva del Río Plátano, que abarca más de 832,000 hectáreas, es considerada uno de los últimos refugios de bosque virgen en Centroamérica.
Su conservación es clave para mitigar el cambio climático, proteger fuentes de agua y preservar la riqueza cultural de las comunidades que la habitan.