El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, se enfrenta esta semana al comienzo de su juicio en Nueva York abandonado por sus aliados, Juan Carlos ´El Tigre´ Bonilla y Mauricio Hernández Pineda, ambos coacusados junto a él, y que se declararon culpables a principios de mes.
Bonilla, que fue jefe de la Policía Nacional durante el mandato del expresidente, fue el último en admitir su culpabilidad por los delitos de «conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos» y la tenencia y uso de armas para facilitar el traslado de la droga.
Antes, Hernández Pineda, primo de Juan Orlando Hernández y exoficial de la Policía Nacional, ya se había declarado culpable de los mismos delitos.
En el sistema judicial estadounidense, la declaración de culpabilidad suele ir aparejada con un pacto por una reducción de penas a cambio de colaborar con la Justicia, facilitando la detención de otros implicados o desvelando la existencia de las tramas criminales.
Acusaciones «falsas e injustas»
Quizás anticipando lo desesperado de su situación, el expresidente hondureño envió este lunes una carta a sus seguidores, publicada por su esposa en redes sociales, en la que asegura que las acusaciones en su contra son «falsas e injustas», y que se basan en el testimonio de «narcotraficantes confesos».
Según Hernández, estos colaboradores «son capaces de decir cualquier mentira con tal de lograr su venganza contra mí y la reducción de sus penas, no pagar por sus crímenes contra cientos de hondureños y tener nuevas identidades para sus familias».
Hernández fue capturado el 15 de febrero de 2022 en su domicilio, en Tegucigalpa, y extraditado el 21 de abril de ese mismo año a Estados Unidos, país que lo acusa de tres cargos asociados al narcotráfico y uso de armas para introducir droga al país.
El proceso debía haber comenzado el pasado 5 de febrero, pero el juez concedió en los últimos días una petición de Hernández para cambiar de abogado y lo aplazó una semana.
Fue el tercer aplazamiento de la causa, seguida muy de cerca en el país latinoamericano por ser la primera imputación de un exgobernante hondureño en Estados Unidos por narcotráfico.
Una petición posterior de la defensa de Juan Orlando Hernández para aplazar de nuevo el juicio fue denegada.
Se espera que el proceso dure entre cuatro y seis semanas, según dijo a EFE uno de sus abogados. Los tres cargos de los que se le acusa comportan todos una pena máxima de cadena perpetua.