La “borda de papel”, como la tildan los afectados y en cuya construcción la Secretaría de Infraestructura tardó un año, cedió a la primera crecida del río Goascorán dejando incomunicados nuevamente a más de cuatro mil pobladores de la Costa de los Amates y decenas de casas inundadas en El Cubulero, en el municipio de Alianza, Valle.
El 12 de octubre del año pasado, la presidenta, Xiomara Castro, llegó a esta comunidad con motivo de las inundaciones del invierno pasado. Tras constar los daños, ordenó construir una borda, un puente y pavimentar la carretera, pero ni lo primero hizo el ministro de la SIT, Mauricio Ramos, y el diputado Fabricio Sandoval a quienes les encomendó la tarea.
De hecho, según los pobladores, tanto el funcionario como el congresista, regresaron hasta mayo de este año después de la visita de la mandataria, quien se encuentra en Nueva York, participando en la asamblea anual de la ONU y seguramente ya está al tanto de la situación.
En aquel entonces, la presidenta reunió a los pobladores y les prometió solventarles para este nuevo invierno lo que para ellos se ha convertido en una pesadilla desde hace una década.
Sin embargo, ayer amanecieron incomunicados e inundados porque el río destruyó en minutos la borda que la SIT había comenzado a construir.
“Es lamentable, tuvieron tanto tiempo para hacer un trabajo de calidad”, dijo Daniel Cárdenas, uno de los pobladores. “Parece que estaban pegando ese bordo con saliva”, agregó.
Las quejas se masificaron en las redes sociales de los afectados con frases como “nos engañaron otra vez”, “La historia se repite”, “mucha corrupción”.
“Es frustrante, nos sentimos impotentes”, señaló el alcalde, Faustino Manzanares, quien tampoco ha podido resolver el problema en sus tres mandatos por el alto costo del proyecto.
Mientras los pobladores de la Costa de los Amates pasan sus cosechas y comercio en lanchas, los vecinos de El Cubulero se preparan para las evacuaciones ante las eminentes crecidas del río en la medida que arrecie el invierno. Por su parte, el ministro Ramos dijo que esperarán a que baje el caudal para retomar los trabajos, pero la gente ya no le cree. “Estamos a la mano de Dios”, sentenció Cárdenas.