Durante una reunión del Consejo Nacional Electoral (CNE), la presidenta Cossette López denunció una agresión verbal por parte del general Roosevelt Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. El incidente ocurrió mientras se discutía un informe sobre los eventos del 9 de marzo, lo que llevó a López a suspender la sesión por sentirse insegura ante la presencia de militares con actitud “excesivamente agresiva”.
López explicó que la reunión, que debería haber sido privada, se convirtió en un evento público inesperado debido a la intervención del consejero Marlon Ochoa, quien trajo medios de comunicación sin previo aviso. “Me imagino que su presencia aquí se debe a que Ochoa, a espaldas del Pleno, quiso hacer un circo de lo que iba a ser una sesión privada”, señaló López.
El ambiente se tornó tenso cuando, al llegar a la reunión, López fue confrontada por Hernández, quien le gritó que no era su superior. “Estoy clara en que no soy su superior. Su actitud beligerante es insubordinación”, enfatizó. Reconoció que, además de su propio temor, existían actos de intimidación hacia su persona, mencionando que se le revisaba su carro en la entrada a la institución.
Asimismo, López acusó a Ochoa de llevarse a la fuerza una USB que contenía la grabación de la sesión del CNE. A través de su cuenta en X, instó a Hernández a “enfrentar lo que hizo”, ya que su comportamiento fue una violación a la voluntad del CNE, que incluso incluyó el empuje a una trabajadora del organismo electoral.
Este episodio plantea serias preocupaciones sobre la integridad y la seguridad dentro del proceso electoral en Honduras, poniendo en entredicho la relación entre el CNE y las Fuerzas Armadas en un contexto de creciente tensión política.