La familia de Alejandra Figueroa, la joven hallada sin vida junto a su pareja Luis Alonso Oseguera, en una cabaña de montaña en Tatumbla, rompió el silencio este fin de semana y exigió claridad en las investigaciones sobre el caso que ha conmocionado a Honduras.
Marezza Figueroa, hermana de Alejandra, relató con dolor los momentos posteriores al hallazgo.
“Cuando me entregaron las mochilas, noté que faltaba su monedero. Los investigadores me dijeron que tampoco encontraron su celular. En ese dispositivo ella guardaba sus tarjetas y documentos personales”, explicó.
Entre las pertenencias desaparecidas figuran la tarjeta de identidad, licencia de conducir, tarjeta de pago laboral, finiquito bancario, dinero en efectivo y el teléfono móvil.
Marezza también expresó su preocupación por la falta de información sobre si las autoridades revisaron las cámaras de seguridad del hostal donde ocurrió la tragedia.
La familia fue notificada de la ausencia del celular durante el levantamiento de los cuerpos.
Horas después, Marezza confirmó que tampoco estaba el monedero. “Revisé su mochila y no estaba. Me preocupa que nadie nos diga dónde están sus pertenencias”, denunció.
Ante la ola de especulaciones en redes sociales, la familia desmintió varias versiones erróneas.
Alejandra y Luis Alonso mantenían una relación de nueve años y viajaron a Tatumbla para celebrar el cumpleaños número 26 de él, no su aniversario, como se ha difundido. “Cumplían 10 años de novios el 8 de febrero de 2026”, aclaró Marezza.

También se corrigió la información sobre sus profesiones. Luis Alonso no era técnico electrónico, sino ingeniero en negocios, al igual que Alejandra, quien además cursaba una maestría en esa misma área.
Ambos trabajaban y soñaban con casarse, aunque no tenían fecha definida.
“Ellos estaban ahorrando, soñaban con el lugar donde se casarían y hasta mencionaban la canción que sonaría ese día”, compartió Marezza.
La última llamada de Alejandra fue a su madre, a las 7:26 p.m., informando que no saldrían de la cabaña debido a las lluvias.
Después de eso, los intentos de comunicación fueron infructuosos. “El celular sonaba y los mensajes llegaban, pero a las 12:43 del viernes lo apagaron. Desde entonces no volvimos a tener contacto”, narró.
La familia llegó a Tatumbla cuando el levantamiento ya había concluido.
“Uno de los cuerpos ya estaba en la paila y el otro dentro de la escena. Solo me entregaron la ropa de mi hermana, sus zapatos y las bolsas de comida que habían llevado”, dijo Marezza.
Aún esperan el dictamen forense para conocer las causas exactas de la muerte. “Muchas personas opinan en redes como si supieran lo que pasó, pero ni nosotros, los familiares directos, tenemos claridad. Por eso pedimos respuestas”, increpó.
Tanto la familia Figueroa como la de Luis Alonso exigen una investigación seria, transparente y sin dilaciones. El país también espera que se esclarezca qué ocurrió realmente en esa cabaña de Tatumbla, y por qué faltaban pertenencias personales en el lugar donde se apagaron dos vidas.