ANCHORAGE. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Rusia, Vladímir Putin, concluyeron en Alaska su cumbre bilateral con una breve rueda de prensa en la que no anunciaron ningún acuerdo sobre la paz en Ucrania.
“No hay acuerdo hasta que haya un acuerdo”, afirmó Trump en su intervención, tras una reunión de casi tres horas en la base militar Elmendorf-Richardson y después retirarse sin dar espacio para preguntas de la prensa.
El mandatario estadounidense calificó el encuentro como “extremadamente productivo” y afirmó que “muchos puntos se acordaron”, aunque reconoció que aún quedan “algunos” temas pendientes.
“Solo hay algunos pocos que se quedaron sin resolver. Algunos no son significativos; uno es probablemente el más importante, pero tenemos una buena oportunidad de llegar a resolverlos. No hemos llegado allí, pero tenemos una buena oportunidad de lograrlo”, señaló Trump.
Durante su intervención, Trump agregó que al salir de la conferencia llamaría al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y que también informaría sobre lo sucedido a los líderes de la OTAN.

Aunque la cumbre no concluyó con un acuerdo formal, Trump advirtió que Estados Unidos impondrá sanciones “económicamente severas” si no se logra un avance sustancial en futuras negociaciones.
Asimismo, adelantó la posibilidad de una segunda cumbre que incluiría al presidente ucraniano, con el objetivo de alcanzar una solución definitiva al conflicto.
Al despedirse, Trump agradeció a Putin el tono y manifestó su intención de reunirse nuevamente. El líder ruso aprovechó para sugerir que esto debería suceder en Moscú.
Este encuentro fue interpretado por expertos como un gesto político relevante para Rusia, que sale, parcialmente, de su aislamiento internacional sin hacer concesiones previas.
Al mismo tiempo, Trump se presenta como un potencial “mediador para buscar la paz” en Ucrania, mientras la comunidad internacional espera los próximos pasos tras este diálogo inicial.
Los mandatarios de Estados Unidos y Rusia no tenían un encuentro presencial desde el 16 de julio de 2018 en una cumbre celebrada en Helsinki (Finlandia).
Putin dijo, por su parte, que espera que “el entendimiento alcanzado allane el camino hacia la paz en Ucrania”. Tampoco dio detalles.
Afirmó que espera que “Kiev y las capitales europeas perciban todo esto de forma constructiva y no creen obstáculos ni intenten interrumpir el progreso emergente mediante provocaciones o intrigas entre bastidores”.

Ambos habían prometido una rueda de prensa tras casi tres horas de conversación en la base militar de Elmendorf-Richardson, pero solo se dieron un apretón de manos al terminar sus discursos y se marcharon sin responder a los periodistas que los bombardeaban con preguntas.
“Al final, la decisión es suya”, declaró Trump refiriéndose a los ucranianos.
Esta cumbre comenzó con una coreografía cuidada al milímetro para dar la bienvenida a Putin a una cita que le permitió romper el aislamiento occidental por la guerra.
Así estaba previsto que transcurriera todo el encuentro, con un cara a cara a través solo de intérpretes, pero finalmente ambos estuvieron acompañados: Trump por su jefe de la diplomacia Marco Rubio y el enviado especial para Rusia Steve Witkoff, y Putin por su canciller Serguéi Lavrov y el consejero diplomático Yuri Ushakov.
Esto cambió la dinámica psicológica de esta reunión, que Ucrania y los europeos temían sobre todo que permitiera a Vladimir Putin manipular a su homólogo estadounidense.
El gran protagonista ausente, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, declaró que “contaba” con Donald Trump para poner fin al conflicto.