WASHINGTON D.C. — En una declaración que ha encendido el debate político y jurídico en Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció que su administración buscará aplicar la pena de muerte en casos de asesinato ocurridos en la capital del país, como parte de una ofensiva contra lo que califica como “crimen fuera de control”.
“Si alguien mata a alguien en la capital, Washington D.C., vamos a buscar la pena de muerte. Es una medida preventiva muy fuerte”, afirmó Trump durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca.
La propuesta se enmarca en una serie de acciones ejecutivas que incluyen el despliegue de la Guardia Nacional en zonas críticas de la ciudad y la toma de control federal del Departamento de Policía Metropolitana, tradicionalmente administrado por autoridades locales demócratas.
Washington D.C. abolió la pena capital en 1981 y, como distrito federal, mantiene un estatus legal especial que permite al Congreso intervenir en asuntos locales. Trump ha aprovechado ese vacío institucional para imponer medidas de seguridad más estrictas, incluyendo patrullajes armados y la creación de una unidad especial dentro de la Guardia Nacional.

El mandatario también celebró una racha de días sin homicidios en la ciudad y aseguró que está trabajando para “embellecer la capital”, donde se ubican instituciones clave como el Capitolio, la Corte Suprema y la Casa Blanca.
Sin embargo, expertos legales advierten que la reintroducción de la pena de muerte en el distrito enfrentaría obstáculos constitucionales y políticos. En 1992, un intento similar fue rechazado por dos tercios de los votantes locales en referéndum.
La iniciativa forma parte de una estrategia más amplia del gobierno republicano para reactivar las ejecuciones federales, suspendidas desde 2021, y endurecer las penas en casos de crímenes violentos.
El debate sobre la eficacia y legalidad de estas medidas promete intensificarse en los próximos días.