A solo una semana de que expire el plazo para concretar un acuerdo comercial con la Unión Europea, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estimó en un 50% —o menos— las posibilidades de cerrar el pacto.
El mandatario republicano reiteró que, si las negociaciones fracasan, impondrá nuevas tarifas aduaneras a partir del 1 de agosto, afectando a decenas de socios internacionales.
Entre los países con los que ya ha anunciado acuerdos figuran Japón, Filipinas, Reino Unido, Vietnam e Indonesia, mientras que Europa enfrenta una amenaza directa: aranceles del 30% a sus exportaciones.

Trump reconoció los retos de negociar con el bloque, señalando la diversidad territorial y política de la UE, aunque un portavoz de la Comisión Europea y el propio presidente se mostraron moderadamente optimistas días antes.
Las conversaciones entre Washington y Bruselas han estado marcadas por altibajos, con la intención de evitar una guerra comercial que tendría importantes consecuencias económicas. Como medida preventiva, la UE prepara un paquete de represalias arancelarias valorado en 93.000 millones de euros (109.000 millones de dólares), a aplicarse el 7 de agosto si no hay acuerdo. Estados Unidos, por su parte, insiste en fijar un mínimo del 15% de aranceles, con excepciones limitadas.
Trump también abordó otros frentes: confirmó avances con China, cuyo borrador de acuerdo será tratado en Estocolmo en una tercera ronda de negociaciones; criticó duramente a Canadá, amenazándola con un arancel del 35%; y anunció posibles tarifas del 30% a México y del 50% a Brasil, esta última en respuesta al juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro.
Economistas advierten que este enfoque proteccionista podría frenar el crecimiento global y contribuir a la inflación estadounidense, en un momento de elevada tensión comercial internacional.