YORK, Pensilvania. — Un tiroteo ocurrido en el municipio rural de North Codorus, condado de York, dejó como saldo tres agentes de la Policía Estatal de Pensilvania muertos, dos más gravemente heridos y un atacante fallecido por herida autoinfligida.
El hecho ha conmocionado a la comunidad local y reavivado el debate sobre el acceso a armas y la seguridad de los cuerpos policiales.
El incidente se produjo alrededor de las 2:10 p.m., cuando los oficiales cumplían una orden judicial relacionada con un caso de violencia doméstica iniciado el día anterior.
Según el coronel Christopher Paris, comisionado de la Policía estatal, los agentes fueron atacados en una zona agrícola rodeada de campos de maíz y soja, cerca de la frontera con Maryland.

“Este es un día trágico y devastador para Pensilvania. El dolor será insoportable para las familias de los agentes caídos”, expresó Paris en conferencia de prensa. El gobernador Josh Shapiro también se trasladó al lugar y declaró que “necesitamos hacerlo mejor como sociedad. Esta violencia no está bien”.
Los dos oficiales heridos fueron trasladados al Hospital WellSpan York, donde permanecen en estado crítico pero estable. El centro médico activó protocolos de seguridad reforzados para proteger al personal y los pacientes.
Agentes del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), así como del FBI, se sumaron a la investigación, que permanece abierta. Hasta el momento, no se ha revelado la identidad del atacante ni de los oficiales involucrados.
La comunidad de North Codorus ha comenzado a rendir homenaje a los agentes caídos, colocando flores frente a la sede policial. El caso ha generado llamados a revisar protocolos de intervención y fortalecer el apoyo psicológico para las fuerzas del orden.