La temporada de huracanes en el Atlántico, que oficialmente inicia el 1 de junio, apunta a ser más activa de lo que suele ser en un año promedio, aunque no alcanzará los niveles extremos del devastador año 2024.
Así lo explicó Ignasi Vallès Casanova, investigador del Instituto Español de Oceanografía, quien destacó que las condiciones actuales en el océano Atlántico favorecen una temporada más intensa, pero sin la explosividad que caracterizó el ciclo pasado.
Vallès Casanova precisó que, pese a que no se esperan eventos de la misma magnitud que en 2024, las predicciones indican una temporada que superará la media histórica en número y fuerza de los fenómenos atmosféricos tropicales, lo que mantiene en alerta a las comunidades costeras y a las autoridades de emergencia en la región.

De acuerdo con las estimaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, las probabilidades de que la temporada 2025 sea más activa de lo habitual son en un 60 %, mientras que hay un 30 % de posibilidades de que se mantenga en niveles promedio y solo un 10 % de que la actividad sea menor a la media. La NOAA prevé que durante esta temporada puedan formarse entre 6 y 10 huracanes, algunos de ellos potencialmente peligrosos para las zonas costeras de Estados Unidos, el Caribe y América Central.
Se espera que, en los próximos meses, los expertos monitoreen de cerca la evolución de las condiciones atmosféricas y oceánicas que podrían influir en la formación y trayectoria de estos fenómenos, en un escenario donde el cambio climático continúa afectando los patrones climáticos globales.
Las autoridades llaman a la ciudadanía a prepararse con anticipación y a seguir las indicaciones de los organismos oficiales para reducir riesgos y proteger vidas y bienes en caso de que se materialicen eventos severos. La temporada de huracanes en el Atlántico no solo representa un desafío meteorológico, sino también una oportunidad para fortalecer las medidas de resiliencia en las comunidades vulnerables.