Sin avances concretos concluyó el domingo la reunión en El Cairo entre Israel y Hamás para alcanzar una tregua, debido a las posiciones inflexibles de ambos bandos tras siete meses de guerra y cuando nuevos ataques en la Franja de Gaza se cobraron la vida de tres soldados israelíes, y horas más tarde de otras 16 personas en Rafah.
En principio, las conversaciones de tregua deberían continuar el lunes en Catar, donde se espera la llegada del jefe de los servicios de inteligencia estadounidenses, William Burns.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el domingo que aceptar las “exigencias” de Hamás para poner fin a la guerra en Gaza sería “una terrible derrota para el Estado de Israel” y equivaldría a “rendirse”.
Netanyahu reiteró que “ninguna presión, ninguna decisión de un organismo internacional, impedirá a Israel defenderse”, durante una ceremonia de conmemoración del Holocausto en el memorial Yad Vashem de Jerusalén.
El gobernante también anunció el cierre en el país de la cadena de noticias catarí Al Jazeera por su cobertura de la guerra en Gaza, una decisión que el canal tachó de “criminal”.
Por su parte, el jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, acusó a Netanyahu de “sabotear los esfuerzos de los mediadores” para obtener una tregua en el territorio palestino.
El Ejército israelí anunció el domingo el cierre del paso de Kerem Shalom que da acceso a la Franja de Gaza –y por donde ingresa la ayuda humanitaria– tras un ataque de cohetes, reivindicado posteriormente por el brazo armado de Hamás, las Brigadas Ezedín al Qasam.
Las fuerzas israelíes indicaron que tres de sus soldados murieron en el ataque y otros 12 resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.
Horas más tarde, socorristas dijeron que 16 personas, de dos familias, murieron por ataques aéreos israelíes en Rafah. Una fuente hospitalaria confirmó el saldo de los dos ataques que se produjeron en dos lugares diferentes de esta ciudad, en el sur de la Franja de Gaza.
– REUNIÓN “DE URGENCIA” –
La guerra estalló el 7 de octubre tras la incursión de comandos islamistas en el sur de Israel, en la que mataron a 1.170 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 250, según un balance de la AFP basado en datos israelíes.
Las autoridades de Israel estiman que, tras un canje de rehenes por presos palestinos en noviembre, 128 personas permanecen cautivas en Gaza y que 35 han muerto hasta ahora.
La ofensiva de represalia lanzada por Israel en respuesta al ataque ya ha dejado 34.683 muertos en Gaza, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud del territorio gobernado por Hamás.
La última propuesta de tregua que los mediadores internacionales –Catar, Egipto, Estados Unidos– presentaron a finales de abril a Hamás prevé un cese de los combates por 40 días y un canje de rehenes israelíes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre a cambio de palestinos presos en Israel.
Un dirigente de Hamás insistió el domingo en que el movimiento islamista no aceptaría “bajo ninguna circunstancia” un acuerdo que no incluya explícitamente el fin de la guerra.
Netanyahu reiteró en una reunión de gabinete que “Israel no puede aceptar” las “posiciones extremas” del movimiento islamista.
El Foro de Familiares de Rehenes pidió al dirigente israelí que ignorara “la presión política” y aceptara un acuerdo que permitiera liberar a los rehenes.
– “Que Gaza vuelva a ser como era” –
Israel, que al igual que Estados Unidos y la Unión Europea califica a Hamás como organización terrorista, se opone al alto el fuego definitivo e insiste en lanzar una ofensiva terrestre contra Rafah, que considera el último bastión de los combatientes islamistas.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, se opone a una invasión de esa ciudad palestina, donde se hacinan unos 1,4 millones de personas, la mayoría desplazadas por la guerra.
Una operación terrestre en Rafah, además de tener graves consecuencias para la población, comprometería la ayuda humanitaria que entra en la Franja, en su mayoría por esta ciudad en la frontera con Egipto, y que ya resulta insuficiente para los 2,4 millones de gazatíes.
“Queremos un cese el fuego y que Gaza vuelva a ser como era, o incluso mejor”, dijo Umm Jami al Ghussein, una desplazada de la ciudad.
Y en plena crisis humanitaria, las relaciones entre Israel y la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) siguen deterioradas desde que Israel acusó a una docena de sus empleados de haber participado en el ataque de octubre.
El jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, denunció este domingo que las autoridades israelíes le “negaron -por segunda vez [desde que comenzó la guerra]- la entrada a Gaza”.
“Sólo en las dos últimas semanas, hemos registrado 10 incidentes con disparos contra convoyes, detenciones de personal de la ONU que incluyen intimidación, desnudarlos, amenazas con armas y largos retrasos en los puestos de control”, afirmó.