KIEV. – En la madrugada del miércoles 22 de octubre, Rusia ejecutó un ataque aéreo a gran escala contra Ucrania, utilizando misiles, drones y aviones de combate.
El bombardeo afectó gravemente la infraestructura energética del país, provocando apagones en múltiples regiones y dejando al menos seis personas muertas, entre ellas un bebé de seis meses, y 17 heridos, según confirmaron las autoridades ucranianas.
Las regiones más golpeadas fueron Kiev, Cherníguiv, Dnipró, Kirovogrado, Poltava, Cherkasi, Vínitsia, Sumi, Zaporiyia y Odesa. En esta última, una instalación energética clave fue destruida, dejando a miles de ciudadanos sin electricidad.

La empresa DTEK, encargada de gestionar parte del sistema eléctrico, informó que sus trabajadores están realizando esfuerzos para restablecer el servicio, pese a los daños severos.
El presidente Volodímir Zelenski denunció que los ataques no solo afectaron infraestructura crítica, sino también edificios residenciales, poniendo en riesgo la vida de civiles. En redes sociales, compartió imágenes de viviendas incendiadas y fachadas destruidas, mientras pidió mayor apoyo internacional para reforzar la defensa aérea del país.
Este nuevo episodio de violencia ocurre en medio de tensiones diplomáticas. Polonia advirtió al presidente ruso, Vladímir Putin, que no sobrevolara su espacio aéreo rumbo a una cumbre en Hungría, amenazando con ejecutar la orden de arresto internacional en su contra.
La comunidad internacional ha condenado el ataque, mientras Ucrania continúa resistiendo en una guerra que ya supera los 1,300 días desde la invasión rusa iniciada en febrero de 2022.