EDIMBURGO, Escocia. – La visita del presidente estadounidense Donald Trump a Escocia desató una ola de manifestaciones en las ciudades de Edimburgo y Aberdeen, donde cientos de personas salieron a las calles para expresar su rechazo al mandatario republicano.
Trump, acompañado por su hijo Eric y el embajador estadounidense en Reino Unido, Warren Stephens, pasó la mañana del sábado jugando golf en el complejo familiar ubicado en Turnberry, al suroeste del país.
La llegada del presidente la noche anterior transformó esta tranquila localidad en una zona de alta seguridad, con calles cerradas, patrullajes policiales y vigilancia constante en playas y dunas.

El mandatario aterrizó en el aeropuerto de Prestwick, donde fue recibido por curiosos y simpatizantes. Sin embargo, su presencia también generó descontento entre sectores de la población escocesa, que critican sus políticas migratorias y las inversiones de su empresa en la región.
Durante una breve declaración a la prensa, Trump avivó el debate sobre la migración irregular en Europa, afirmando que “está matando al continente” y que los países deben “organizarse o no tendrán más Europa”.
Las manifestaciones fueron convocadas por la Coalición Para Frenar a Trump, que reunió a sindicatos, colectivos feministas y grupos de solidaridad con Palestina. Frente al consulado estadounidense en Edimburgo y en el centro de Aberdeen, los asistentes portaron pancartas con mensajes como “Escocia odia a Trump” y ondearon banderas palestinas.
Aunque la visita fue catalogada como privada, el despliegue policial fue masivo, con refuerzos de otras regiones del Reino Unido. Se espera que Trump se reúna en los próximos días con líderes europeos para discutir acuerdos comerciales.