Ismael “El Mayo” Zambada se presentó en una corte en Nueva York para conocer los 17 cargos relacionados al narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas que enfrentará.
Acompañado por su equipo legal, contestó varias preguntas del juez, como si entendía los cargos en su contra y sus derechos, con un “sí” o un “sí señor”.
Permaneció inexpresivo mientras los fiscales federales le calificaban como uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, si no el más poderoso, antes de su detención el 25 de julio.
Tras ser instruido, Zambada se declaró inocente de todos los cargos que enfrenta.
Delgado, vistiendo un uniforme caqui y sin esposas, el Mayo fue acompañado por un grupo de alguaciles y sus abogados para entrar y salir de la corte. Durante la audiencia mostró signos de su edad y sus complicaciones de salud, ya que además de requerir ayuda para levantarse de su asiento parecía cojear mientras era conducido fuera de la sala bajo custodia.
El juez concedió una solicitud de los fiscales estadounidenses para que Zambada permanezca detenido de forma permanente mientras espera el juicio. Los fiscales se opusieron a su puesta en libertad antes de que se celebren nuevos procedimientos judiciales por dos motivos: que es un peligro extremo para la comunidad y que existe riesgo de fuga. “Una celda en una cárcel de EE.UU. sería lo único que evitaría nuevos delitos”, declaró el fiscal estadounidense Francisco Navarro.