Muertos por las inundaciones en Asia supera los 1.160

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Las devastadoras inundaciones y deslizamientos de tierra que golpearon el sudeste asiático la última semana han dejado un saldo superior a 1.160 muertos, según los reportes oficiales actualizados este lunes.

Los países más afectados son Sri Lanka e Indonesia, donde las autoridades han desplegado efectivos militares para apoyar en las labores de rescate y asistencia humanitaria.

En Indonesia, la Agencia Nacional de Gestión de Desastres informó que el número de fallecidos ascendió a 502 personas, mientras que 508 permanecen desaparecidas. Se trata del desastre natural más letal en el país desde el tsunami de 2018. Además, más de 550,000 personas han sido evacuadas y alrededor de 2,500 resultaron heridas, principalmente en las provincias de Aceh y Sumatra Occidental.

Por su parte, en Sri Lanka, las lluvias torrenciales provocaron deslizamientos de tierra en regiones montañosas como Kandy y Gampola.

El gobierno solicitó ayuda internacional y movilizó helicópteros militares para llegar a comunidades aisladas. Testimonios de sobrevivientes relatan escenas de terror, con el agua alcanzando hasta dos metros dentro de las viviendas.

El impacto también se extendió al sur de Tailandia y al norte de Malasia, donde se reportan decenas de muertos y miles de desplazados. En total, más de 1.4 millones de personas en la región se han visto afectadas por las crecidas, que destruyeron carreteras, puentes y viviendas.

Organismos internacionales como la ONU y la Cruz Roja han advertido sobre el riesgo de una crisis humanitaria prolongada, dado que las lluvias han contaminado fuentes de agua y dificultado el acceso a alimentos y medicinas. El secretario general de la ONU instó a la comunidad internacional a enviar ayuda urgente para atender a los damnificados.

El desastre pone de relieve la creciente vulnerabilidad del sudeste asiático frente a fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático. Los gobiernos de la región enfrentan ahora el reto de reconstruir comunidades devastadas y reforzar sus sistemas de prevención y respuesta ante emergencias.