La isla de Ormuz, situada en el sur de Irán en el estratégico estrecho homónimo, volvió a ser escenario de un fenómeno natural que ha cautivado a visitantes y residentes.
Las lluvias estacionales de diciembre arrastraron hacia el mar el suelo rico en hierro de su famosa Playa Roja, tiñendo la arena y el agua de un intenso color carmesí que se extiende a lo largo de la costa.
El fenómeno, que ocurre cada temporada de lluvias, se debe a la alta concentración de óxido de hierro en el suelo volcánico de la isla.
Cuando las precipitaciones son intensas, el material se mezcla con el agua y forma auténticos “ríos rojos” que desembocan en el mar, creando un paisaje surrealista que muchos comparan con un lienzo natural.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran cómo la costa se transforma en cuestión de horas, con el mar adquiriendo un tono rojo brillante que contrasta con el cielo gris y la vegetación árida de la isla.
Videos grabados por turistas y habitantes locales se hicieron virales, atrayendo la atención internacional y convirtiendo a Ormuz en tendencia informativa.
La Playa Roja es uno de los principales atractivos turísticos de Ormuz, conocida por su arena de color intenso y por ser un punto de referencia geológico.
El suelo de la isla contiene más de 70 minerales distintos, lo que le ha valido el apodo de “el arcoíris del Golfo Pérsico”. Además, artistas locales utilizan el polvo rojo para elaborar pinturas y artesanías, reforzando el vínculo cultural con este recurso natural.
Autoridades iraníes han destacado que el fenómeno no representa riesgos ambientales inmediatos, aunque sí subraya la fragilidad de los ecosistemas costeros frente a las variaciones climáticas.
La isla, con unos 6.000 habitantes, depende en gran medida del turismo y de la pesca, actividades que se ven temporalmente afectadas por las intensas lluvias.
El espectáculo natural reafirma a Ormuz como un destino único, donde la geología y el clima se combinan para ofrecer una experiencia visual que parece sacada de otro mundo.