El asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, afirmó que, incluso en un eventual “acuerdo de paz” para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, la Guardia Nacional y unidades policiales rusas permanecerían en el Donbass, en el este del país. Ushakov señaló que Moscú estaría dispuesto a retirar tropas regulares, pero no a renunciar al control de seguridad en la región, que quedaría en manos de fuerzas rusas no militares.
Según declaraciones recogidas por medios internacionales, el funcionario sostuvo que “es muy posible que allí no haya directamente tropas, ni rusas ni ucranianas”, pero sí presencia de la Guardia Nacional rusa.

La postura del Kremlin llega en un momento de creciente presión internacional. Paralelamente, la Unión Europea se prepara para aprobar este viernes un paquete que contempla el congelamiento “indefinido” de los activos rusos en Europa, valorados en alrededor de 210.000 millones de euros, según adelantó la Comisión Europea. La medida busca asegurar que estos fondos puedan ser utilizados para financiar un préstamo destinado a cubrir las necesidades militares y financieras de Ucrania durante los próximos dos años.
Bruselas considera que mantener los activos congelados hasta que Rusia abandone su ofensiva y compense a Ucrania por los daños causados es un paso clave para garantizar justicia y sostenibilidad financiera en la reconstrucción. Moscú, por su parte, ha calificado la iniciativa de “ilegal” y ha advertido que responderá con medidas equivalentes.
La combinación de estas dos señales —la intención rusa de mantener fuerzas en el Donbass y la decisión europea de endurecer las sanciones económicas— refleja la persistente distancia entre las partes, incluso cuando algunos actores internacionales insisten en la necesidad de avanzar hacia un alto el fuego negociado.