La justicia estadounidense dará a conocer este martes la sentencia contra el capo de la droga colombiano Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, quien en enero se declaró culpable de tres cargos de tráfico de drogas.
La fiscalía pide 45 años de cárcel para el que fuera todopoderoso y sanguinario jefe del Clan del Golfo (CDG), uno de los cárteles de la droga más poderosos junto con el de Sinaloa, del mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán, una “condena suficiente pero no superior a lo necesario”.
La jueza Dora Irizarry, del Tribunal del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn, tiene previsto dar a conocer el fallo a las 11H00 (15H00 GMT) en una audiencia en la que comparecerá Otoniel, de 51 años, extraditado a Estados Unidos el 4 de mayo de 2022.
El 25 de enero, Otoniel se declaró culpable de los cargos de empresa criminal continuada, de conspirar para importar droga y de tráfico marítimo de drogas, evitando un largo y costoso juicio.
En su declaración ante la jueza, el que fuera líder supremo del CDG desde 2012 a 2021, una organización terrorista, paramilitar y de narcotráfico acusada de ser “uno de los mayores distribuidores de cocaína en el mundo”, reconoció haber enviado a Estados Unidos 96,8 toneladas de cocaína a través de América Central y México.
Asimismo, aceptó pagar 216 millones de dólares de indemnización y multas que podrían llegar a los 22 millones de dólares. Una vez cumplida su condena de cárcel, el capo, con problemas de salud, según la fiscalía, estará 5 años en libertad vigilada.
La condena de Otoniel pone fin a una era de poderosos narcos que lideraron el tráfico de cocaína desde Colombia -productor del 90% de la cocaína que llega a Estados Unidos-, pasando por México y Centroamérica.
Entre ellos, el mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, o Daniel Rendón Herrera, que fuera jefe de Úsuga y fundador del CDG, condenado a 35 años de cárcel, también por la justicia estadounidense.
El próximo febrero está previsto el inicio del juicio del expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, también por tráfico de droga.
– Ejército de sicarios –
Durante su “brutal reinado” como líder supremo del CDG, conocido también como “Los Ubareños”, Otoniel recurrió a la violencia para proteger a los miembros del clan -que llegaron a ser unos 6.000-, silenciar a los eventuales testigos y atacar a las fuerzas de seguridad con ayuda de un “ejército de sicarios” que “secuestraban, torturaban y mataban a los competidores y a los que consideraban traidores de la organización y a sus familias”, según la justicia estadounidense.
Ya desde la cárcel en Estados Unidos, a raíz de su extradición, el capo dio muestras de su poderío al desatar una cruenta represalia en 11 de los 32 departamentos de Colombia, en la que murieron cinco personas, entre ellos dos policías y un soldado, en ataques a comisarías, bloqueos de carreteras y sabotajes al sistema público de transportes.
Tras años evadiendo la detención, Otoniel fue detenido el 23 de octubre de 2021 en la provincia de Antioquia, cerca de la frontera con Panamá.
Tres tribunales diferentes en Estados Unidos estaban desde 2009 detrás de sus pasos.
Casi analfabeto, el colombiano empezó su carrera delictiva como miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una organización paramilitar que Estados Unidos incluyó en la lista de organizaciones terroristas en 2001.
Según la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, el CDG colaboró con los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación para introducir droga en Estados Unidos.
– Cuentas pendientes en Colombia –
La justicia colombiana también lo acusa de homicidio, terrorismo, reclutamiento de menores, secuestro y delitos sexuales, entre otros crímenes que cometió cuando fue guerrillero y paramilitar, antes de convertirse en el narco más buscado de Colombia.
Nacido en una familia campesina del noroeste de Colombia, Úsuga está acusado de abusar de niñas y adolescentes en sus zonas de influencia.
Su hermana Nini Johana Úsuga, alias “La Negra”, también ha sido extraditada a Estados Unidos para responder por delitos de narcotráfico.