Los presidentes Joe Biden y Xi Jinping prometieron rebajar las tensiones entre Estados Unidos y China en una inusual cumbre, pero pocos analistas esperan que eso suceda.
Después de una reunión de tres horas en Bali, Indonesia, Biden afirmó que una nueva Guerra Fría entre las dos potencias no era necesaria y Xi le dijo que China no estaba poniendo a prueba el orden internacional.
La Casa Blanca señaló que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, podría visitar China, lo que sería el primer desplazamiento de un diplomático estadounidense de alto rango al gigante asiático en más de cuatro años.
Biden “envió un mensaje tranquilizador y la lectura que hizo China fue positiva. Eso muestra el interés de ambas partes en mejorar los lazos”, apuntó Yun Sun, director del programa dedicado a China del Stimson Center, en Washington.
Pero más allá de la esperanza compartida de que se puedan evitar los peores escenarios y confrontaciones directas, la analista señaló que las dos potencias tenían visiones muy distintas de lo que significa una relación más estable, sobre todo respecto a Taiwán.
“Si esperamos que esta cumbre rescate milagrosamente esa relación y haga que esté en un mejor lugar, creo que necesitaríamos ver acciones más concretas”, dijo.
Rui Zhong, del Wilson Center, describió la cumbre de Bali como un “trabajo de mantenimiento” y afirmó que la visita de Blinken podría consistir más en “mantener a flote” la relación que en conseguir logros notables.
En cualquier caso, a ambos países les interesaba restar importancia a las diferencias.
Biden y Xi se encontraban en Indonesia por la cumbre de países del G20, a la que también asistieron líderes de países del sudeste asiático, varios de los cuales tienen conflictos marítimos con China.
“Para Xi, la percepción de la estabilidad regional sigue siendo algo a lo que le gustaría aferrarse”, señaló Zhong. “El crecimiento de China y su peso han sido fuente de preocupación de estados más pequeños del sudeste asiático desde hace tiempo”.
“Xi no gana nada presentándose como alguien excesivamente frío, insensible e innecesariamente militarista frente a Biden, al menos cuando están cara a cara”, agregó.
Para Biden, la prioridad diplomática más urgente ha sido atar en corto Rusia por su invasión de Ucrania y ha llamado la atención sobre el que percibe como un apoyo vacilante de Pekín a Moscú.
La Casa Blanca indicó que Xi estuvo de acuerdo con Biden en la “oposición a usar y amenazar con usar armas nucleares en Ucrania”, una frase que, sin embargo, no aparecía en el comunicado divulgado por China.
– Sospechas –
Sea cual sea el mensaje que quieren enviar al mundo, ambos países sospechan profundamente de las intenciones del otro.
La administración Biden, en una estrategia de seguridad nacional divulgada el mes pasado, se refería a China como la única potencia capaz de desafiar la primacía de Estados Unidos y prometía trabajar para proteger la “ventaja competitiva” de Washington, incluyendo las nuevas tecnologías.
Deng Xiaoping, que encabezó la modernización de China en los años 80, dijo que su país debería “aguardar” y concentrarse en su crecimiento, en lugar de en desafiar a otras potencias.
Los legisladores estadounidenses ven en buena medida a China como un país más autoritario bajo Xi, el líder chino más poderoso en décadas, quien se aseguró recientemente un tercer mandato.
– Taiwán –
Un área en la que la relación podría descarrilar rápidamente es Taiwán, la isla con un gobierno democrático autónomo que Pekín reivindica como parte de su territorio y que levanta pasiones en ambos bandos.
Los rivales republicanos de Biden criticaron su diplomacia, con el senador Tom Cotton declarando que “la vuelta ingenua a una política de apaciguamiento dañará a Estados Unidos, pondrá en peligro a Taiwán y envalentonará aún más a Xi Jinping”.
Biden dijo a los periodistas que entendió que Xi no lanzaría ninguna invasión “inminente” de Taiwán, pero Xi volvió a advertir del riesgo que entraña apoyar la “independencia” de Taiwán.
China llevó a cabo unas enormes maniobras militares en agosto, después de que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitará Taipéi.
El republicano Kevin McCarthy, que podría convertirse en el próximo presidente de la Cámara, según los posibles resultados de las elecciones de la pasada semana, ya ha dicho que él también podría visitar Taiwán.
Después del encuentro con Biden, Xi quizá no reaccione de forma tan “exagerada” a una eventual visita de McCarthy a la isla, apuntó Sun.
“Pero incluso así, dudo que los chinos puedan permitirse no reaccionar con dureza”, añadió.