En el séptimo día del conflicto entre Israel e Irán, Israel advirtió que “no se puede permitir” la existencia del líder supremo iraní, Ali Jamenei, tras un ataque con misiles que alcanzó un hospital en Beerseba, en el sur de Israel, dejando 40 heridos y causando daños importantes.
El hospital Soroka, que atiende principalmente a soldados heridos en Gaza, fue impactado en un ataque atribuido a Irán, mientras varias regiones israelíes activaron alarmas y los residentes se resguardaron en refugios.
El conflicto, sin precedentes en Oriente Medio, también incluyó bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares en Irán. La Fuerza Aérea israelí atacó un reactor nuclear inactivo en Arak y una instalación de desarrollo de armas en Natanz, con alrededor de 40 aviones participando en los ataques.
Israel afirmó haber destruido la principal planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) reportó impactos en zonas subterráneas del sitio. Irán acusó a la OIEA de actuar como un “socio” en la guerra israelí, denunciando que el organismo traiciona el régimen de no proliferación.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, afirmó que no se puede permitir que el líder iraní siga vivo. Por su parte, el primer ministro Benjamin Netanyahu prometió que Israel eliminará la amenaza de misiles nucleares y balísticos de Irán, asegurando que están en proceso de erradicar esa amenaza.
Desde que comenzó la guerra, Irán reportó al menos 224 muertos en su país, mientras que en Israel las bajas por ataques iraníes alcanzan 24 personas, según sus cifras oficiales. Irán prometió continuar ejerciendo su derecho a la autodefensa y aseguró que hará que Israel se arrepienta de su agresión.
El conflicto ha intensificado la tensión en la región, con ambos lados evidenciando una postura militar decidida y dejando en claro que seguirán luchando para defender sus intereses y romper la amenaza surgida en medio de esta crisis sin precedentes.