JAMAICA. – St Elizabeth, una de las regiones más golpeadas por el paso del huracán Melissa, enfrenta una crisis humanitaria tras el impacto directo del ciclón de categoría 5 que azotó Jamaica.
Con vientos sostenidos de hasta 295 km/h y una marejada ciclónica de cuatro metros, Melissa se convirtió en la tormenta más poderosa en tocar tierra en la isla en los últimos 174 años.
Las imágenes que circulan en redes sociales y medios locales muestran techos arrancados, casas sumergidas, postes eléctricos derribados y carreteras completamente anegadas. En St Elizabeth, decenas de comunidades quedaron incomunicadas, y miles de personas fueron evacuadas a refugios temporales habilitados por el gobierno.

El primer ministro Andrew Holness declaró a Jamaica como “zona catastrófica”, activando protocolos de emergencia y solicitando ayuda internacional. Se reportan al menos tres fallecidos en Jamaica, además de víctimas en Haití y República Dominicana.
Las labores de limpieza y reconstrucción se enfrentan a múltiples desafíos: falta de maquinaria pesada, cortes masivos de electricidad, y daños severos en seis hospitales, incluyendo el Hospital Infantil Bustamante en Kingston. En St Elizabeth, brigadas de rescate trabajan contrarreloj para despejar vías y restablecer servicios básicos.

Expertos advierten que la recuperación podría tomar semanas o incluso meses, especialmente en zonas rurales donde la infraestructura ya era precaria. Mientras tanto, la población afectada clama por agua potable, alimentos y atención médica urgente.
Las imágenes del desastre no solo conmueven, sino que evidencian la vulnerabilidad de las islas caribeñas ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes.