El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, pidió disculpas públicas en nombre del Estado por la desaparición de la escritora española-guatemalteca Alaíde Foppa en 1980, durante la guerra civil.
Escritora, poetisa y activista feminista nacida en 1914 en Barcelona, fue secuestrada el 19 de diciembre de 1980 por paramilitares derechistas en el marco de la guerra interna (1960-1996), que dejó unos 200.000 muertos o desaparecidos. Sus restos no han sido hallados hasta ahora.
“Pedir disculpas a las víctimas de la violencia estatal como representante del Estado” es “un elemento fundamental para poder encontrar nuestra ruta hacia una nación cohesionada”, dijo Arévalo, quien rompió en llanto en la ceremonia efectuada en el Palacio de la Cultura de la capital.
El mandatario socialdemócrata afirmó que la disculpa “no es el producto de una obligación, no es resultado de una negociación en el marco legal”, sino “un acto voluntario de un Estado que entiende que conocer su historia, reconocer el error, es permitirnos avanzar hacia la verdad”.
Al acto asistieron al premio nobel de la paz 1992, la líder indígena Rigoberta Menchú; un hijo de la víctima, Julio Solórzano Foppa; así como una nieta, Alaíde, quien recitó unos poemas escritos por su abuela.
“Pasan los años, pasan las décadas, no importa, pero vivos se los llevaron y vivos los queremos. Cuando Alaíde fue secuestrada este palacio era un palacio del horror y hoy es un palacio donde nos congregamos para dignificar nuestra propia memoria”, afirmó Menchú. .
“Este es un acto de dignidad y también un acto de justicia y no hay manera de que nosotros recuperemos a nuestros seres queridos que hemos perdido”, dijo Solórzano.
“Yo soy nacido en México, me vine hace 15 años a Guatemala a buscar información sobre qué había pasado con ella y con [mis hermanos] Mario y Juan Pablo [muertos durante la guerra], lamentablemente no hemos avanzado mucho”, agregó.
Hija de un ítalo-argentino y una pianista guatemalteca de familia acaudalada, Foppa llegó a Guatemala en 1943 antes del derrocamiento del dictador Jorge Ubico (1931-1944).
La escritora, quien colaboró activamente en la ‘revolución de octubre de 1944’, se casó con el dirigente comunista Alfonso Solórzano, con quien tuvo cinco hijos.
Tenía 66 años cuando fue secuestrada. Había regresado a Guatemala de un exilio de varios años en México a causa de la persecución contra su esposo.
Tras la revolución democrática de 1944, fue elegido como presidente Juan José Arévalo, padre del actual mandatario.