Tres años después de ser el primer estado de Estados Unidos en despenalizar las drogas, Oregon dio marcha atrás y volverá a castigar legalmente la posesión de sustancias a partir de septiembre.
La decisión marca el fin de una política antidrogas enfocada en el tratamiento, que eliminó las penas de prisión para los consumidores e introdujo en cambio multas de 100 dólares, que podían ser exoneradas si la persona se sometía a controles.
La despenalización, inspirada en una política similar de Portugal, fue impulsada en medio de una crisis nacional por el uso del fentanilo. En Oregon, las muertes provocadas por el opioide aumentaron a más del triple entre 2019 y 2022.
La nueva ley “representa un paquete que promueve el tratamiento en primer lugar, al tiempo que impulsa también la necesidad de asumir responsabilidades”, dijo el lunes Tina Kotek, gobernadora del estado.
La tenencia de pequeñas cantidades de drogas duras, entre ellas el fentanilo, la heroína y la cocaína, será ilegal desde el 1 de septiembre, con penas de hasta seis meses de cárcel.
La policía fomentará alternativas a los procesos penales establecidos en la ley, que también enfatiza la colaboración con los servicios sanitarios.
La Alianza para la Política de Drogas, una organización a favor de la despenalización, consideró este martes que la nueva legislación es un “peligroso retroceso”.
“Se trata de una falsa promesa de cambio que llevará a la gente ante el sistema penal sin que haya ninguna conexión efectiva que los encamine hacia un tratamiento”, afirmó Kassandra Frederique, directora ejecutiva del grupo.