En un voto histórico, la muy conservadora Corte Suprema de Estados Unidos enterró el derecho al aborto y un puñado de estados aprovecharon para prohibir las interrupciones del embarazo en sus territorios.
El presidente Joe Biden denunció un “error trágico” que “pone en peligro la salud y la vida de las mujeres” y llamó a los estadounidenses a defender el derecho al aborto durante las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre.
Hasta el viernes por la noche, al menos siete estados habían prohibido el aborto: Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Misuri, Oklahoma y Dakota del Sur.
Clínicas que practican abortos en estos territorios van cerrando sus puertas una tras otra, pero estados demócratas, como California o Nueva York, se comprometieron a defender el acceso a la interrupción del embarazo.
Una revolución desatada por la decisión de la Corte Suprema de revocar su emblemática sentencia “Roe v. Wade”, que desde 1973 garantizaba el derecho de las mujeres estadounidenses a abortar. Ahora la mayoría de los jueces la considera “completamente infundada”
“La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implícitamente este derecho”, escribió el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría. Roe v. Wade “debe ser anulada”.
“Es hora de devolver el tema del aborto a los representantes elegidos por el pueblo”, a los parlamentos locales, escribió. Una formulación muy parecida al anteproyecto de sentencia que se filtró a principios de mayo.
Cientos de personas expresaron su alegría o tristeza delante del templo del derecho, en Washington.
“Es difícil imaginar vivir en un país que no respete los derechos de las mujeres”, dijo Jennifer Lockwood-Shabat, de 49 años, entre sollozos.
Por el contrario Gwen Charles, de 21 años, se alegraba: “Entramos en una nueva cultura de protección de la vida”.
– Una victoria para Trump –
La sentencia publicada el viernes “es una de las más importantes en la historia de la Corte Suprema desde su creación en 1790”, afirma el profesor de derecho sanitario Lawrence Gostin.
“Ya ocurrió en el pasado que cambie la jurisprudencia pero para establecer o restituir un derecho, nunca para suprimirlo”, explicó a la AFP.
La decisión va en contra de la tendencia internacional de liberalizar el aborto, con avances en países donde la influencia de la iglesia católica sigue siendo fuerte, como Irlanda, Argentina, México y Colombia.
A nivel internacional, varias voces, como el primer ministro británico Boris Johnson y su homólogo canadiense, Justin Trudeau, o el presidente francés Emmanuel Macron han deplorado el fallo judicial.
El jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken dijo por la noche que, pese al fallo, Washington “sigue completamente comprometido” con los derechos reproductivos “en todo el mundo”.
La sentencia llegó después de 50 años de lucha de la derecha religiosa, para la que representa una enorme victoria pero no el final de la batalla: seguirán movilizándose para intentar que la mayor cantidad de estados lo prohíban e incluso en busca de una prohibición federal.
También encaja con la política del expresidente republicano Donald Trump quien, durante su mandato, remodeló profundamente la Corte Suprema incorporando a tres magistrados conservadores (Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett) que apoyan la sentencia.
El millonario republicano saludó una sentencia que “devuelve todo al nivel de los estados” y respeta la Constitución. “Es la voluntad de Dios”, agregó en la cadena Fox.
Concretamente la sentencia se basa en una ley de Misisipi que se contentaba con reducir el límite de tiempo legal para abortar. Desde la vista judicial de diciembre, varios jueces habían insinuado que tenían la intención de aprovechar la oportunidad para revisar la jurisprudencia de la Corte.
Los tres magistrados progresistas discreparon con la mayoría que, según ellos, “pone en peligro otros derechos a la privacidad, como la anticoncepción y los matrimonios entre homosexuales”, un temor avivado por el llamamiento de uno de los jueces conservadores, Clarence Thomas, a reabrir estos expedientes.
La mayoría incumplió “su obligación de aplicar la ley con honestidad e imparcialidad”, denuncian en un texto en tono cáustico.
El jefe de la corte, el conservador moderado John Roberts, mantuvo una “posición más ponderada”, en nombre de la “moderación judicial”. Era partidario de dar la razón a Misisipi y revisar los plazos para abortar sin tumbar Roe v Wade.
– “Luchar” –
Según el Instituto Guttmacher, un centro de investigación que hace campaña por el acceso a la anticoncepción y el aborto en todo el mundo, la mayoría de los estados prohibirán el aborto a más o menos corto plazo.
Por lo tanto, en una parte del país, las mujeres que deseen abortar se verán obligadas a continuar con su embarazo, arreglárselas clandestinamente, por ejemplo comprando píldoras abortivas en internet, o a viajar a otros estados, donde los abortos sigan siendo legales.
En previsión de una afluencia, estos estados, en su mayoría demócratas, tomaron medidas para facilitar el acceso al aborto en su territorio y las clínicas comenzaron a aumentar su personal.
La principal organización de planificación familiar de Estados Unidos, Planned Parenthood, prometió que seguirá “luchando” para garantizar el derecho al aborto.
Pero viajar es costoso y el fallo de la Corte Suprema penalizará aún más a las mujeres pobres o que crían solas a sus hijos, muchas de ellas de las minorías negra e hispana, subrayan los defensores del derecho al aborto.