Chipre construye el lujoso casino City of Dreams

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Los viñedos y los limoneros desaparecieron bajo las excavadoras. A pocos kilómetros del mar, en el sur de Chipre, cientos de obreros trabajan para construir el lujoso casino City of Dreams, destinado a convertirse en el “más grande de Europa”.

Vestido con una camisa blanca impecable y traje oscuro, el estadounidense Grant Johnson fue enviado a la ciudad de Limassol por el grupo hongkonés Melco, para hacerse cargo de este gigantesco proyecto.

Con dieciséis plantas, tres piscinas, nueve restaurantes y cafés, un parque de aventuras y un anfiteatro, Melco no escatimó medios para su desembarco en la Unión Europea (UE).

Su casino de 7.500 metros cuadrados debería convertirse en el “más grande de Europa” con “miles de tragamonedas y cientos de mesas de juegos de cartas”, más una sala VIP para los apostadores importantes, asegura Johnson.

El hombre mide cada una de sus palabras. En una hoja, que tiene a mano, se alinean informaciones preparadas para sus respuestas por su encargado de relaciones con la prensa que no duda en interrumpirle para completar los datos.

La llegada de City of Dreams al sur de Chipre puede crear nuevas rivalidades entre las dos partes de la isla dividida desde la invasión turca en 1974 tras un golpe de Estado teledirigido por Atenas que buscaba unirla a Grecia.

Con sus 34 casinos, la República Turca de Chipre del Norte (RTCN, reconocida solamente por Ankara) ha hecho del turismo de juegos de azar su especialidad y obtiene importantes ingresos financieros con ello.

Pero ahora, la parte sur de Chipre espera que City of Dreams sea un producto atractivo para desarrollar el sector y recibir así más turistas. Al menos 300.000 más, afirmaba en 2019 el gobierno, que apoya el proyecto.

Pero por el momento, los problemas se acumulan para Melco.

La pandemia de covid-19 retrasó la apertura de su hotel-casino, postergada ahora para fines de 2022. Y la guerra en Ucrania alteró de nuevo los planes.

City of Dreams apostaba, entre otros, por los turistas rusos, que tienen a Chipre como uno de sus destinos preferidos. Con las sanciones occidentales contra Moscú, ya no hay vuelos directos entre Rusia y la pequeña isla mediterránea.

A pesar de estos trastornos, City of Dreams, una vez inaugurado, espera poner fin al control casi total de Chipre del Norte en esta industria en la región.

La isla quedará entonces “en una situación bastante excepcional” con flujos de capitales que llegarán “potencialmente desde Asia, pero también desde Turquía, Rusia, Europa y Oriente Medio”, señala Marie Redon, investigadora especializada en juegos de azar de la Universidad Sorbonne Paris Nord.

“Cuanto más (dinero) llega desde lugares diferentes, más circula y más posibles manipulaciones pueden tener lugar, como lavado de dinero”, subraya.

– “Tema sensible” –

Los casinos en Chipre “son un tema sensible”, dice M., que no quiere revelar su identidad, mientras se sienta en un ruidoso café de Nicosia.

Por hablar demasiado “uno se arriesga a tener problemas”, se justifica este greco-chipriota, especialista en la lucha contra el blanqueo de dinero.

Con gafas cuadradas y el cráneo rapado, este hombre, de unos cuarenta años, que trabaja en el sector bancario lanza a veces una mirada preocupada a su alrededor.

“Hasta 2015, los casinos estaban prohibidos en Chipre, la iglesia ortodoxa se había opuesto”, explica.

Legalizar los casinos no fue una cuestión menor. Además de la iglesia ortodoxa, muy poderosa en Chipre, una parte de la población se oponía, como el expresidente Demetris Christofias (2008-2013), que los asociaba a la “corrupción”.

“Pero tras la grave crisis económica de 2013, grandes grupos contactaron con el gobierno y éste decidió que la oportunidad era demasiado buena”, cuenta M.

“La preocupación es que no estamos preparados para enfrentar lo que viene con los casinos: la economía subterránea, el blanqueo de dinero. Y no podemos cerrar los ojos porque somos miembros de la UE, corremos el riesgo de pagarlo muy caro. No podemos hacer como el Norte”, continúa.

En efecto, a las puertas de Europa, toda una parte de la economía de la RTCN depende de los casinos. Su prohibición en Turquía en 1997 empujó a los grandes grupos a instalarse en Chipre del Norte, donde la industria se multiplicó.

El Estado recibió en 2019 cerca de 600 millones de dólares de parte de los casinos, cuando su presupuesto total para ese año era de 4.200 millones de dólares, afirma The Business Year, un medio financiero con sede en Londres.

En RTCN, los casinos puede elegir entre pagar impuestos proporcionales a sus ganancias o una licencia a precio fijo. Gracias a esta última opción, la mayoría puede no revelar sus ingresos, lo que provoca “una gran parte de opacidad” en el sector, dice M.

“Claramente no es el Estado el que va a verificar si se dedican al blanqueo de dinero masivo”, lamenta la activista turco-chipriota Esra Aygin, que tuvo que irse de la RTCN por razones de seguridad. “Nuestro Estado depende por completo del negocio de los casinos, nuestra población es rehén”.

Sertaç Sonan, especialista de economía y corrupción en RTCN, muestra el ejemplo de Merit, un gigante turco del sector.

“Merit posee su propio canal de televisión e incluso un periódico. Si lo compras, recibes un café o una bebida gratis. El objetivo para ellos no es ganar dinero con esos medios, sino aumentar su influencia” estima.

“Es muy difícil para los políticos locales decir ‘no’ a esos gigantes turcos. Más aún imponerles reglas o vigilarlos”.

– “Las Vegas” –

Aunque la gran mayoría de los propietarios de casinos en Chipre del Norte son turcos, algunos han nacido en la isla, como Erbil Arkin, un elegante sexagenario dueño del poderoso grupo Arkin.

“Soy el pionero de los casinos” en RTCN, dice mientras acaricia con ternura una escultura de Auguste Rodin. El empresario, un hombre muy culto, tiene unas treinta obras del célebre escultor francés y fundó una universidad dedicada al arte, a dos pasos de uno de sus casinos en Kyrenia (norte).

Erbil Arkin cuenta cómo en 1976 en Londres, cuando estudiaba arte, decidió mientras bebía una cerveza con un amigo lanzarse en el negocio del casino en RTCN. “Las oportunidades eran inmensas”, recuerda.

Chipre del Norte, que se proclamó independiente en 1983 permaneciendo de todos modos bajo el control político y económico de Turquía, “vivía por entonces del saqueo de las casas” abandonadas por los greco-chipriotas, recuerda.

“Desde que (los casinos) están aquí, la economía cambió. Éramos un Estado paria, nos hemos convertido en un destino” turístico, sonríe.

“Los casinos traen mucho dinero y son una gran fuente de trabajo”, con 80.500 empleados en el sector, en su mayoría turcos y turco-chipriotas.

La RTCN, que no realiza censos, tendría una población de 276.000 personas, a la que se suman unos 30.000 soldados turcos, según los expertos.

“Hemos colocado a un Estado paria en el mapa” del mundo, Arkin. “¡Nos hemos convertido en el Las Vegas de Oriente Medio!”, celebra.

– Limones ácidos –

En este miércoles primaveral, el casino Colony Hotel del grupo Arkin en Kyrenia no se vacía, a pesar de que la pandemia provocó una caída del 70% en el número de clientes según Ahmet Arkin, hermano y socio de Erbil Arkin.

Cerca de la entrada, una pareja de una cierta edad, juega concentrada. Más lejos, jóvenes fuman un cigarrillo atrás del otro y alinean las fichas ante la mirada de dos pavos reales pintados en un inmenso vitral. 

Bajo una bóveda digna de una catedral, una escalera mecánica conduce a los VIP a la segunda planta, donde las máquinas tragamonedas son más brillantes. En las mesas de póquer, la apuesta mínima oscila entre 200 y 500 dólares.

Reina la calma, interrumpida de manera súbita por un grito de alegría. En la máquina tragamonedas en la que juega una joven parpadean cuatro grandes limones amarillos: acaba de ganar 47.600 libras turcas (3.250 dólares, 3.040 euros). 

“¿Ha visto? ¡Gané!”, exclama.

De inmediato, un joven se acerca para felicitarla: Babajan, de 31 años, es responsable de la “dicha” de los clientes. Exprofesor de francés en la universidad, se resignó a convertirse en “anfitrión” en el casino para tener un “mejor salario”.

Como S., una “anfitriona” turco-chipriota de 34 años. Esta madre de familia trabaja en uno de los casinos Merit porque necesita “dinero”.

“Mi papel es hacer feliz al cliente. Si pierde, lo aliento, para que siga jugando… y siga perdiendo”, confía, sin querer revelar su identidad.

En voz baja, cuenta cómo algunas de sus colegas proporcionan a los clientes drogas pero también “compañía femenina”. Ella se niega a hacerlo “porque Dios observa”.

Según un informe publicado en 2021 por el Departamento de Estado estadounidense, la prostitución forzada es habitual en Chipre del Norte. “Las 27 discotecas en RTCN son burdeles donde el tráfico sexual tiene lugar de manera frecuente”, señala el informe que precisa que sus gerentes están a menudo asociados con miembros del gobierno local.

– Medio ambiente “criminal” –

En Kyrenia, Erbil Arkin no se inmuta cuando menciona la cuestión del blanqueo de dinero.

“No digo que el blanqueo de dinero no exista en Chipre del Norte. Pero no mire a los casinos (…) mire más bien a los bancos”, dice.

En otro informe, también de 2021, el Departamento de Estado estadounidense señala que “el sector bancario offshore plantea un riesgo de blanqueo de dinero” en RTCN y afirma haber “seguido el rastro de crecientes actividades ilícitas provenientes de Estambul”.

Ese mismo informe agrega que “los casinos y los sectores del juego (están) mal reglamentados y (son) vulnerables al blanqueo de dinero”. 

Erbil Arkin descarta esto con un aire cansado, admitiendo sin embargo que no verifica de dónde viene el dinero que apuestan sus clientes. “Le corresponde a la policía hacerlo. Es lo mismo en el Sur”, señala.

Arkin no se equivoca, admite M., el experto chipriota de lucha contra el blanqueo de dinero. El sur de la isla tampoco es muy propenso a controlar el origen del dinero apostado en sus casinos. Pero la ley en esa parte de Chipre supervisa más a los establecimientos.

“Las autoridades trabajan para tomar medidas fuertes y minimizar los riesgos”, afirma en un comentario a la AFP el ministerio chipriota de Finanzas. La evaluación de Chipre llevada a cabo por organizaciones internacionales “muestra un marco legislativo sólido”, agrega.

Según M., como regla general, les casinos son “una bendición para el dinero sucio”. 

“Un traficante turco entra en un casino con 100.000 dólares ganados gracias al tráfico de heroína y recibe a cambio fichas. Apuesta 20.000, pierde una parte y luego se va sin apostar el resto. Devuelve (sus fichas) al casino, que le da su dinero con un recibo y esta suma ahora está ‘limpia’. Si se le pregunta, puede decir de donde viene”, explica.

Más que otros lugares, “la RTCN es el medio ambiente ideal para toda actividad criminal”, asegura Georgios Stavri, director del Instituto Euromediterráneo de Geopolítica en Nicosia.

Excluido del sistema económico y político internacional, especialmente de los organismos de vigilancia contra el blanqueo de dinero, “Chipre del Norte no tiene que rendir cuentas a nadie (…) es el patio trasero para el trabajo sucio de Turquía. Y es muy práctico para toda la región” de Oriente Medio.

De manera regular, la industria de los casinos de Chipre del Norte conoce violentos sobresaltos. En febrero, un propietario turco-chipriota, Halil Falyali, fue abatido a balazos en Kyrenia, recuerda la activista Esra Aygin.

No lejos del lugar del crimen, el Colony Hotel continúa recibiendo a todo tipo de apostadores.

A pesar de haber sido alentada a seguir jugando, la joven clienta de los cuatro limones de la máquina tragamonedas decide marcharse. Con una sonrisa, se dirige a la caja y recibe un fajo de billetes.

“Volverá”, asegura Babajan.

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