El presidente estadounidense, Joe Biden, llegó a Hawái y prometió a los damnificados por los incendios que el gobierno no los abandonará, después de las críticas por la tardía reacción de su administración a la peor catástrofe de este tipo en más de un siglo en el país.
El mandatario de 80 años vio por sí mismo en un recorrido en helicóptero la devastación causada por las llamas en la histórica ciudad de Lahaina, donde murieron al menos 114 personas, una cifra que se teme que será muy superior ya que más de 1.000 siguen desaparecidas.
“Conozco el sentimiento que muchas personas en esta ciudad, en esta comunidad; ese vacío que sienten en el pecho”, dijo Biden junto a los restos de un árbol calcinado.
“Estamos con ustedes tanto como sea necesario, se los prometo, y me aseguraré de que sus voces sean oídas”, añadió.
“Vamos a reconstruir de la forma en que la gente de Maui quiere. El fuego no puede llegar a las raíces. Esto es Maui. Esto es Estados Unidos”, prometió.
El gobierno central ha sido blanco de las criticas de los habitantes de las zonas afectadas porque consideraron que la administración tardó mucho en reaccionar.
La oposición republicana también se sumó a los comentarios al reprochar que la ayuda ha sido insuficiente y mal organizada. Donald Trump, con quien muy probablemente Biden se jugará la presidencia el año que viene, calificó de “vergonzoso” que su sucesor no hubiera respondido antes.
Portavoces de la Casa Blanca alegan que Biden retrasó el viaje para no distraer a los funcionarios y socorristas sobre el terreno.
Biden “experimentará la completa y absoluta devastación que ha sufrido esta ciudad”, declaró el domingo Deanne Criswell, administradora de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), a la cadena ABC.
– Una lenta agonía –
Según Criswell, más de 1.000 agentes federales se encuentran en Hawái y ninguno de ellos será trasladado al suroeste de Estados Unidos, que se enfrenta a los efectos de la tormenta tropical Hilary.
Los habitantes de Maui se quejan de que la búsqueda de los desaparecidos y la identificación de los cadáveres están siendo angustiosamente lentas.
El gobernador de Hawái, Josh Green, declaró el domingo que más de 1.000 personas siguen en paradero desconocido, entre ellos muchos niños.
Aunque los equipos de rastreo han cubierto el 85% de la zona de búsqueda, el 15% restante podría llevar semanas, aseguró Green a la CBS.
El calor extremo del incendio podría hacer imposible recuperar algunos restos.
Criswell reconoció que el proceso podría ser lento, pero dijo que el gobierno federal envió expertos del FBI, el Departamento de Defensa y el Departamento de Salud y Servicios Humanos para ayudar en la identificación.