Los policías fallecieron “en un ataque cometido por un combatiente del Estado Islámico en Pakistán”, dijo el grupo yihadista en un comunicado publicado por su agencia de propaganda, Amaq.
Un alto responsable de la policía, Abdul Hai Aamir, declaró que “el terrorista suicida iba en moto y chocó contra el camión por detrás”.
El atentado tuvo lugar cerca de la ciudad de Dhadar, a unos 120 kilómetros al sureste de Quetta, en la provincia de Baluchistán.
Las imágenes tras el ataque muestran el camión de la policía volcado en la carretera y con las ventanillas destrozadas.
Mehmood Notezai, el jefe de policía del distrito de Kachhi, dijo que los agentes regresaban de una feria de ganado en la que prestaban servicios de seguridad.
“El terrorismo en Baluchistán forma parte de un plan nefasto para desestabilizar el país”, declaró el primer ministro, Shehbaz Sharif, en un comunicado.
– Aumento de atentados –
Los atentados han ido en aumento en Pakistán desde que los talibanes afganos se hicieron con el control de Kabul, la capital de Afganistán, en agosto de 2021.
Su llegada al poder reforzó a los grupos armados a lo largo de la frontera con Pakistán, que cada vez más atacan a las fuerzas de seguridad.
El mes pasado, cinco personas murieron cuando un escuadrón suicida del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el movimiento de los talibanes paquistaníes, asaltó un complejo policial en la ciudad de Karachi.
Unas semanas antes, la explosión de una bomba en una mezquita en la ciudad de Peshawar (noroeste) mató a más de 80 policías, un atentado reivindicado por un grupo que a veces colabora con el TTP.
Pero las fuerzas de seguridad llevan también años luchando contra los grupos insurgentes de Baluchistán, que piden un mejor reparto de la riqueza en este provincia rica en recursos naturales.
“A pesar de las diferentes perspectivas ideológicas, étnicas y políticas, [estos grupos] son todos franquicias unidas por un objetivo: golpear a las fuerzas de seguridad e infundir miedo e incertidumbre en Pakistán”, dijo Imtiaz Gul, un analista del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad de Islamabad.
La provincia de Baluchistán, fronteriza con Afganistán e Irán, es la más extensa, menos poblada y más pobre de Pakistán. Cuenta con abundantes recursos naturales, pero la población asegura que no recibe una parte justa de sus riquezas.
Las tensiones se han avivado aún más por la avalancha de inversiones chinas en el marco de la llamada Nueva Ruta de la Seda, un ambicioso plan de desarrollo de Pekín, que según la población local no les está beneficiando.
China está invirtiendo en la zona en el marco de un proyecto de 54.000 millones de dólares conocido como el Corredor Económico China-Pakistán, que tiene el objetivo de mejorar las infraestructuras y las conexiones eléctricas y de transporte.
Nueve policías murieron y otros 16 resultaron heridos el lunes en un atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico contra el camión en el que viajaban en el suroeste de Pakistán, informaron fuentes oficiales.
Los policías fallecieron “en un ataque cometido por un combatiente del Estado Islámico en Pakistán”, dijo el grupo yihadista en un comunicado publicado por su agencia de propaganda, Amaq.
Un alto responsable de la policía, Abdul Hai Aamir, declaró a AFP que “el terrorista suicida iba en moto y chocó contra el camión por detrás”.
El atentado tuvo lugar cerca de la ciudad de Dhadar, a unos 120 kilómetros al sureste de Quetta, en la provincia de Baluchistán.
Las imágenes tras el ataque muestran el camión de la policía volcado en la carretera y con las ventanillas destrozadas.
Mehmood Notezai, el jefe de policía del distrito de Kachhi, dijo a la AFP que los agentes regresaban de una feria de ganado en la que prestaban servicios de seguridad.
“El terrorismo en Baluchistán forma parte de un plan nefasto para desestabilizar el país”, declaró el primer ministro, Shehbaz Sharif, en un comunicado.
– Aumento de atentados –
Los atentados han ido en aumento en Pakistán desde que los talibanes afganos se hicieron con el control de Kabul, la capital de Afganistán, en agosto de 2021.
Su llegada al poder reforzó a los grupos armados a lo largo de la frontera con Pakistán, que cada vez más atacan a las fuerzas de seguridad.
El mes pasado, cinco personas murieron cuando un escuadrón suicida del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el movimiento de los talibanes paquistaníes, asaltó un complejo policial en la ciudad de Karachi.
Unas semanas antes, la explosión de una bomba en una mezquita en la ciudad de Peshawar (noroeste) mató a más de 80 policías, un atentado reivindicado por un grupo que a veces colabora con el TTP.
Pero las fuerzas de seguridad llevan también años luchando contra los grupos insurgentes de Baluchistán, que piden un mejor reparto de la riqueza en este provincia rica en recursos naturales.
“A pesar de las diferentes perspectivas ideológicas, étnicas y políticas, [estos grupos] son todos franquicias unidas por un objetivo: golpear a las fuerzas de seguridad e infundir miedo e incertidumbre en Pakistán”, dijo Imtiaz Gul, un analista del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad de Islamabad.
La provincia de Baluchistán, fronteriza con Afganistán e Irán, es la más extensa, menos poblada y más pobre de Pakistán. Cuenta con abundantes recursos naturales, pero la población asegura que no recibe una parte justa de sus riquezas.
Las tensiones se han avivado aún más por la avalancha de inversiones chinas en el marco de la llamada Nueva Ruta de la Seda, un ambicioso plan de desarrollo de Pekín, que según la población local no les está beneficiando.
China está invirtiendo en la zona en el marco de un proyecto de 54.000 millones de dólares conocido como el Corredor Económico China-Pakistán, que tiene el objetivo de mejorar las infraestructuras y las conexiones eléctricas y de transporte.
reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico contra el camión en el que viajaban en el suroeste de Pakistán, informaron fuentes oficiales.
Los policías fallecieron “en un ataque cometido por un combatiente del Estado Islámico en Pakistán”, dijo el grupo yihadista en un comunicado publicado por su agencia de propaganda, Amaq.
Un alto responsable de la policía, Abdul Hai Aamir, declaró a AFP que “el terrorista suicida iba en moto y chocó contra el camión por detrás”.
El atentado tuvo lugar cerca de la ciudad de Dhadar, a unos 120 kilómetros al sureste de Quetta, en la provincia de Baluchistán.
Las imágenes tras el ataque muestran el camión de la policía volcado en la carretera y con las ventanillas destrozadas.
Mehmood Notezai, el jefe de policía del distrito de Kachhi, dijo a la AFP que los agentes regresaban de una feria de ganado en la que prestaban servicios de seguridad.
“El terrorismo en Baluchistán forma parte de un plan nefasto para desestabilizar el país”, declaró el primer ministro, Shehbaz Sharif, en un comunicado.
– Aumento de atentados –
Los atentados han ido en aumento en Pakistán desde que los talibanes afganos se hicieron con el control de Kabul, la capital de Afganistán, en agosto de 2021.
Su llegada al poder reforzó a los grupos armados a lo largo de la frontera con Pakistán, que cada vez más atacan a las fuerzas de seguridad.
El mes pasado, cinco personas murieron cuando un escuadrón suicida del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el movimiento de los talibanes paquistaníes, asaltó un complejo policial en la ciudad de Karachi.
Unas semanas antes, la explosión de una bomba en una mezquita en la ciudad de Peshawar (noroeste) mató a más de 80 policías, un atentado reivindicado por un grupo que a veces colabora con el TTP.
Pero las fuerzas de seguridad llevan también años luchando contra los grupos insurgentes de Baluchistán, que piden un mejor reparto de la riqueza en este provincia rica en recursos naturales.
“A pesar de las diferentes perspectivas ideológicas, étnicas y políticas, [estos grupos] son todos franquicias unidas por un objetivo: golpear a las fuerzas de seguridad e infundir miedo e incertidumbre en Pakistán”, dijo Imtiaz Gul, un analista del Centro de Investigación y Estudios de Seguridad de Islamabad.
La provincia de Baluchistán, fronteriza con Afganistán e Irán, es la más extensa, menos poblada y más pobre de Pakistán. Cuenta con abundantes recursos naturales, pero la población asegura que no recibe una parte justa de sus riquezas.
Las tensiones se han avivado aún más por la avalancha de inversiones chinas en el marco de la llamada Nueva Ruta de la Seda, un ambicioso plan de desarrollo de Pekín, que según la población local no les está beneficiando.
China está invirtiendo en la zona en el marco de un proyecto de 54.000 millones de dólares conocido como el Corredor Económico China-Pakistán, que tiene el objetivo de mejorar las infraestructuras y las conexiones eléctricas y de transporte.