El sur de Brasil se prepara desde este jueves para nuevas lluvias torrenciales, con posibilidades de fuertes vientos y granizo, tres días después del paso de un ciclón que dejó al menos 41 fallecidos y 25 desaparecidos.
El gobierno de Rio Grande do Sul anunció que espera que el clima inestable se pose sobre todo el estado hasta la mañana del sábado “debido a la aproximación y avance posterior de un frente frío” desde el vecino Uruguay.
Un ciclón castigó la región desde la madrugada del lunes arrojando lluvia y fuertes vientos que destrozaron casas y dejaron poblaciones sumergidas.
Casi un millar de socorristas y una decena de helicópteros han sido desplegados en las labores de rescate, que se vieron complicadas este jueves luego de que dos puentes quedaron destruidos y al menos 16 rutas tenían bloqueos parciales o totales.
Con el paso de las horas, las autoridades podían medir más claramente el impacto del fenómeno, el más reciente de una serie de desastres climáticos en los últimos meses en Brasil, y el más mortífero en Rio Grande do Sul.
La noche del jueves el balance oficial de fallecidos se elevó de 39 a 41, con otras 25 personas desaparecidas, frente a nueve anteriormente reportados.
Los embates del ciclón se sintieron en 83 municipios y más de 10.500 personas debieron abandonar sus hogares. En total hay más de 122.000 personas afectadas, duplicando el balance anterior.
El gobernador Eduardo Leite visitó el municipio de Muçum, el más golpeado con al menos 15 fallecidos, y envió un mensaje de optimismo para los pobladores.
“Vamos a reconstruir esta ciudad más rápido de lo que muchos piensan”, escribió en X (antes Twitter).
– “Todo se vino abajo” –
En Roca Sales, donde se hallaron diez cuerpos, la escena era de viviendas arrancadas del suelo y vehículos lanzados por los aires. En sus calles de tierra, vecinos con picos y palas recogían escombros e intentaban salvar algunas posesiones.
“Todo se vino abajo. Nunca vi una cosa así aquí. Fue una locura”, relató a la AFP Nelson Noll, mientras señalaba los espacios donde anteriormente se erigían tres casas.
“Esto ya no fue una inundación, fue un tsunami, un ciclón, que pasó por aquí y se llevó todo, no quedó nada”, dijo el residente de 75 años.
Eduardo Machado lamentó “una tragedia”. “No sabemos cuándo nos vamos a recuperar. Solo Dios sabe”, dijo el hombre de 56 años.
El ciclón se originó en un “sistema de baja presión que genera inestabilidad en el océano” y se dirigió hacia “el continente con lluvias y vientos torrenciales”, explicó a la AFP Francis Lacerda, investigadora del Laboratorio de Cambio Climático del Instituto Agronómico de Pernambuco (noreste).
Brasil sufre fenómenos extremos frecuentes, y los científicos apuntan a un vínculo con los efectos del calentamiento global.
En junio, un ciclón dejó al menos 13 muertos en el mismo estado de Rio Grande do Sul, mientras miles de personas fueron evacuadas o perdieron sus casas.
En febrero pasado, 65 personas murieron por deslizamientos causados por lluvias récord que azotaron Sao Sebastiao, un destino turístico de playa a unos 200 km de la ciudad de Sao Paulo (sureste).