Muere a los 92 años el cineasta italiano Paolo Taviani

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El director de cine italiano Paolo Taviani, que dirigió con su hermano Vittorio, películas importantes, entre ellas “Padre Padrone”, Palma de Oro en Cannes en 1977, murió el jueves a los 92 años, anunció el alcalde de Roma.

“Con Paolo Taviani, nos deja un gran maestro del cine italiano. Con su hermano Vittorio (muerto en 2018 a los 88 años, NDLR), filmó películas inolvidables, profundas, comprometidas”, dijo Roberto Gualtieri en X.

Los funerales laicos de Paolo Taviani, muerto en Roma a causa de una “breve enfermedad”, se harán en lunes en la capital italiana, según la prensa local.

Paolo y su hermano Vittorio Taviani escribieron algunas de las páginas más bellas del cine italiano, en una obra atípica que mezcla historia, psicoanálisis y poesía.

Era un dúo único que hablaba siempre con una sola voz y escribía a cuatro manos sobre sus indignaciones y sus iras, pero también sobre su amor por el arte y la belleza.

“No sabemos cómo podríamos trabajar el uno sin el otro. […] Mientras podamos respirar misteriosamente al mismo ritmo, haremos películas juntos”, afirmaban los cineastas que, en 1977, se comparaban con el café con leche: “¡Es imposible decir donde termina el café y dónde empieza la leche!”.

Muy inspirados por el maestro del neorrealismo, Roberto Rosselini, pero también por Vittorio De Sica, ambos se interesaron desde sus inicios, en los años 1960, por los temas sociales.

Tras una serie de documentales, los hermanos Taviani realizaron su primer largometraje, “Hay que quemar a un hombre” (1962), que cuenta la historia de un sindicalista marxista que lucha contra la mafia siciliana.

Un año después, la pareja aborda la cuestión del divorcio con la comedia “I fuorilegge del matrimonio”, interpretada por Ugo Tognazzi y Annie Girardot, antes de dirigir “Sotto il Segno dello Scorpione”, una alegoría de los acontecimientos del año 1968.

– “NUNCA NOS RENDIMOS” –

Fue en 1974, con “Allonsanfan”, una evocación de la Italia postnapoleónica y el fracaso de los movimientos revolucionarios que estallaron en la época, obtuvieron su primer éxito internacional.

Gran parte de sus películas están inspiradas en obras literarias. Con “Las afinidades electivas” adaptaron a Goehte y en “Padre Padrone” se basaron en una novela de Gavino Ledda que habla del duro destino de un niño sardo criado por un pastor.

El tema de la infancia está también presente en “La Noche de San Lorenzo” (1982), Gran Premio Especial del jurado de Cannes.

Vittorio y Paolo viajaron cinco años después a Estados Unidos, donde rodaron “Good morning Babilonia”, un retrato satírico de Hollywood.

Grandes admiradores del dramaturgo y novelista siciliano Luigi Pirandello, adaptaron varios de sus relatos en “Kaos”, una cinta surrealista en dos entregas.

Después de regresar al documental con “Un altro mondo è possibile”, rodada durante el G8 de Génova (2001) con el director Gillo Pontecorvo, que denuncia los devastadores efectos de la globalización; regresaron a la ficción con “El destino de Nunik” (2007).

En 2012, abordaron el mundo carcelario de forma diferente con “César debe morir”, narrada a través de la preparación de una obra de Shakespeare en la prisión romana de Rebibbia.

La película, recompensada con el Oso de Oro de la Berlinale, cuenta cómo los detenidos se liberan de sus prisiones gracias al arte, al tiempo que toman consciencia de su encierro.

“Nosotros nunca nos rendimos. Dicen que al volverse viejo uno es más generoso y más tolerante. Es mentira. Nosotros siempre tenemos el mismo instinto de rebelión”, decían entonces.

Por primera vez en casi medio siglo, Paolo realizó solo su primer largometraje en 2017, “Una questione privata”, una historia de amor en el contexto de la resistencia del Piamonte de 1943.

Y Paolo, tras la muerte de su hermano mayor dirigió solo su última película, “Leonora Addio”, presentada en la Berlinale en 2022.