RIVALTA DI GAZZOLA, Italia. — El mundo de la moda se vistió de luto este lunes, cuando se celebraron los funerales privados del legendario diseñador italiano Giorgio Armani, fallecido el pasado jueves a los 91 años.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Martino, ubicada en el pintoresco pueblo medieval de Rivalta, a unos 100 kilómetros al sur de Milán, donde reposan los restos de su madre María, su padre Ugo y su hermano Sergio.
Por expreso deseo del modista, el acto se desarrolló en la más estricta intimidad, con acceso limitado a unas 20 personas entre familiares y colaboradores cercanos. El párroco Don Giuseppe Busani, amigo personal de Armani, ofició la misa con palabras cargadas de espiritualidad y sobriedad, evocando la “noble sencillez” que caracterizó al diseñador tanto en vida como en su obra.
Durante el fin de semana, más de 15.000 personas acudieron a la capilla ardiente instalada en el Teatro Armani de Milán, donde se rindió homenaje al creador de un imperio valorado en más de 13 mil millones de dólares. Personalidades como Ludovico Einaudi, Matteo Renzi y Aurelio De Laurentiis se hicieron presentes para despedir al ícono de la elegancia atemporal.
La ciudad de Milán decretó jornada de duelo, mientras que las tiendas del grupo Armani mantuvieron una discreción absoluta, sin exhibiciones públicas de condolencia, salvo un mensaje en la vitrina de Emporio Armani: “El sueño que espero dejar atrás es de compromiso, respeto y cuidado por las personas y por la realidad”.
Armani será incinerado y sus cenizas reposarán en la capilla familiar de Rivalta, cerrando así el ciclo de una vida dedicada a redefinir la belleza, la sobriedad y el estilo italiano en el mundo.