Durante años fue uno de los productores independientes más visionarios y poderosos de Hollywood, temido y venerado al que en una ocasión Meryl Streep dijo que era “Dios”.
Cuando cayó en 2017, derribado por acusaciones de violación que levantaron la tapa sobre el abuso sexual generalizado en Hollywood y más allá, las ondas de choque se sintieron en todo el mundo.
Acababa de nacer el movimiento En marcha estaba el movimiento #MeToo, y con él empezaron a hablar miles de mujeres que destaparon unas prácticas frecuentes no solo en el mundo del cine, sino en el trabajo, en la calle o los transportes.
Actrices como Ashley Judd, Gwyneth Paltrow, Kate Beckinsale, Uma Thurman y Salma Hayek lo acusaron de acoso o agresión sexual. Asia Argento, Rose McGowan y Paz de la Huerta, de violación. Mira Sorvino y Ashley Judd aseguran que acabó con sus carreras porque no cedieron ante su acoso.
Weinstein, que nunca pidió perdón ni mostró arrepentimiento, se sintió víctima de una caza de brujas del movimiento #MeToo que comparó con la persecución de comunistas impulsada por el senador estadounidense Joseph McCarthy en la Guerra Fría.
“Fui el primer ejemplo y ahora hay miles de hombres siendo acusados. Estoy preocupado por este país”, añadió.
Su condena por un tribunal de Manhattan a 23 años de cárcel, que selló la caída a los infiernos del otrora todopoderoso productor, fue anulada este jueves por un tribunal de apelaciones por defectos de forma, y ordenó un nuevo juicio.
“Con la decisión de hoy, este tribunal (de apelaciones) sigue frustrando los avances constantes por los que las supervivientes de la violencia sexual han luchado en nuestro sistema de justicia penal”, lamentó la magistrada Madeline Singas, que votó en contra de la decisión de anular su condena, aprobada por 4 votos a 3.
– “MONSTRUO” –
Muchas mujeres contaron que el colérico e impaciente Weinstein las citaba en cuartos de hotel, donde las recibía en bata de baño y las invitaba a dar o recibir masajes y a que lo miraran masturbarse.
El corpulento exproductor, que llegó al tribunal con andador, fue juzgado penalmente solo por las dos acusaciones que no prescribieron: sexo oral contra su voluntad a la exasistente de producción Mimi Haleyi en 2006, y la violación en 2013 de la exactriz Jessica Mann.
En 2022, otro tribunal de California le condenó a otros 16 años de cárcel por violar a una mujer en un hotel de Beverly Hills.
“Durante años fue mi monstruo”, escribió la actriz mexicana Salma Hayek, relatando lo que vivió durante la filmación de “Frida” en 2002. Le decía siempre que no, pero Weinstein respondía con una “ira maquiavélica” y amenazaba con matarla.
De las cenizas del imperio que construyó nacieron movimientos como el #MeToo y Time’s Up, que alentaron a decenas de miles de mujeres de todo el mundo a denunciar en las redes sociales a hombres poderosos que las han abusado o acosado y desataron un cambio cultural de actitud: tolerancia cero a este tipo de conducta.
Pero 7 años después de su nacimiento, una nueva oleada reaccionaria amenaza con acabar con los logros de aquel movimiento.
Una gran investigación sobre comportamiento sexual indebido publicada por el diario The New York Times el 5 de octubre de 2017, sumada a otro reportaje en la revista The New Yorker, desataron un escándalo que acabó con su carrera, su matrimonio y su reputación.
Fue expulsado de la Academia del cine de Estados Unidos y de su propia empresa, The Weinstein Company (TWC).
En noviembre de 2017, un mes después de que estalló el escándalo, se internó en un centro de rehabilitación para tratar su adicción al sexo.
Su segunda esposa, la diseñadora de modas británica Georgina Chapman, con quien tuvo dos de sus cinco hijos, se divorció de él.
– EL REY DE LOS ÓSCAR –
Nacido en Queens el 19 de marzo de 1952, hijo de un cortador de diamantes, Weinstein estudió en la Universidad de Buffalo e inicialmente produjo conciertos de rock con su hermano Bob.
Ambos cofundaron su primer estudio de cine, Miramax, en 1979. Sus éxitos incluyeron “Sexo, mentiras y video”, de Steven Soderbergh (1989) y “Shakespeare enamorado” (1998), ganador de siete estatuillas y por el cual Weinstein compartió un Óscar a la mejor película.
Miramax produjo también el primer éxito de Quentin Tarantino, “Pulp Fiction” (1994) y “El paciente inglés” (1997, nueve Óscar).
Miramax fue vendida a Disney en 1993 y los hermanos dejaron la empresa en 2005 para fundar The Weinstein Company.
A lo largo de los años, las películas de Weinstein recibieron más de 300 nominaciones al Óscar y 81 estatuillas.
TWC declaró la bancarrota el año pasado y fue comprada por el fondo de inversiones Lantern.
Weinstein llegó a un acuerdo de 25 millones de dólares con más de 30 actrices y exempleadas que lo demandaron. La cuenta será pagada por su excompañía y empresas de seguros.