John Malkovich se declara simplemente una figura en los sueños de otro

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Con más de un centenar de películas a sus espaldas, el actor estadounidense John Malkovich se declara simplemente una figura en los sueños de otro, y no considera que sus opiniones como actor merezcan mayor reconocimiento.

Nada más alejado de su más reciente interpretación, “Séneca”, el filósofo que llegó a acumular un inmenso poder y riqueza en la Roma imperial, y al que Nerón ordenó suicidarse.

“Séneca”, del director alemán Robert Schwentke, fue presentada fuera de concurso en el 73ª Festival de cine de Berlín, el lunes por la noche.

Rodada en Marruecos, con un elenco que incluye a Geraldine Chaplin, la película presenta al filósofo nacido en Córdoba (hacia 4 a. C.) y fallecido en Roma (hacia el 65 d. C.) como un parlanchín en sus horas finales, quizás para esconder el miedo que le producía su probable sacrificio, entre las manos de un dictador.

Todo lo contrario de John Malkovich, que a sus 69 años habla pausadamente con varios periodistas de medios internacionales, se declara apolítico y asegura que ya no ve su papel como actor con la misma importancia que en su juventud.

“Solo soy una figura en los sueños de otra persona”, explica el protagonista de películas como “Las amistades peligrosas” o “Un té en el Sáhara”.

– Surfear la ola –

“Pongamos por ejemplo el teatro”, explica.

“El teatro es como surfear: te levantas, agarras la tabla, le das la espalda al sol y esperas la ola” explica.

“Cuando era joven pensaba que yo y mis colegas éramos la ola”, recuerda.

Ya “no creo que eso sea así”, dice.

“Creo que la ola es la colisión entre el público y el material. Y nosotros solo la surfeamos”, añade con una sonrisa.

“Creo que no me daba cuenta de eso en esos años. O en todo caso, no lo pensaba. Y solo me empecé a enterarme cuando llegué a los 50”, asegura.

– “John Malkovic no haría eso’ –

Leyenda del séptimo arte, Malkovich no solamente ha rodado con grandes nombres del cine, como Bernardo Bertolucci, Raúl Ruiz o Stephen Frears, sino que ha dirigido sus propias películas y obras de teatro.

Pero asegura que no se le ocurriría darle consejos a nadie.

“He tenido la oportunidad de trabajar con un montón de directores primerizos, y si me hubieran escuchado, probablemente no hubiera sido algo bueno”, explica.

“Como me dijo en una ocasión (el director) Spike Lee: ‘John Malkovich no haría eso'”.

“¿Qué puedes decir ante eso?”, dice riendo.

“Séneca” puede ser contemplada como una alegoría de los tiempos inquietantes actuales, con la subida del populismo y una guerra en Ucrania, pero Malkovich se muestra cauto.

“Lo que más me interesó era el guión. Lo encontré divertido”, explica con parsimonia.

“Robert (Schwentke) vive en Estados Unidos. Probablemente no el lugar ideal para los intelectuales. Es algo de lo que los estadounidenses siempre han desconfiado. Y siempre ha sido así, para ser honestos”, explica el actor, que actualmente vive en Francia.

“No tengo una ideología. No creo que sirva a mis intereses”, dice sin pestañear.

Preguntado sobre su opinión personal sobre Séneca, el actor reflexiona durante largos segundos.

“La vida es corrupción”, suelta de repente. “Séneca probablemente pensaba que estaba moderando los peores instintos de Nerón”, añade.

Luego recapacita. “Lo que quiero decir es que la vida está llena de compromisos que todo el mundo asume. Y si tienes principios morales absolutos, pues no los asumes. Pero casi nadie hace eso”, explica.

“He tenido una vida maravillosa. No puedo ser cínico con eso, no me puedo quejar”, insiste.

En esa larga carrera falta un Óscar. Malkovich ha participado en muchos grandes éxitos de taquilla, y ha sido nominado un par de veces, pero asegura que no es algo que le quite el sueño.

“No es un fantasma que ande persiguiendo”. dice, de nuevo con flema. “Personalmente no me gusta hacer grandes discursos”, acepta, “así que me siento muy feliz de no tener premios”.

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