Tras años de escándalos y problemas financieros, el conglomerado Toshiba se mostró favorable a una propuesta de compra de dos billones de yenes (15.000 millones de dólares) presentada por un consorcio nipón.
El consejo de administración de Toshiba se mostró cauto al término de una reunión, y matizó en un comunicado que, aunque “apoya” la oferta, “por el momento” no la recomienda a sus accionistas.
Según detalló, pedirá a un comité especial que analice la oferta, antes de formular recomendaciones a sus accionistas.
El grupo indicó también que la oferta de adquisición, liderada por el fondo de inversión Japan Industrial Partners (JIP), debería lanzarse a finales de julio como muy pronto.
El consorcio propuso un precio de 4.620 yenes por acción, lo que supone una prima de menos del 10% respecto al valor de cierre de este jueves en la bolsa de Tokio (4.213 yenes).
Y aunque el precio propuesto sea “mediocre”, la oferta de adquisición es “probablemente una alternativa mejor que intentar 50 planes estratégicos diferentes en los dos próximos años”, comentó Mio Kato, analista de la firma Lightstream Research.
Según él, “lo que se necesita más que nada” es que la futura compra ofrezca “continuidad y estabilidad”.
El grupo, que produce desde ollas arroceras a equipamiento médico o para plantas nucleares, confirmó en febrero que había recibido una “propuesta” de un consorcio liderado por el fondo Japan Industrial Partners, especializado en la reorganización y la reestructuración de empresas.
– Una solución local –
El esperado anuncio llega después de años turbulentos en la compañía, antes emblema del poderío industrial japonés, pero recientemente envuelta en escándalos, problemas financieros y renuncias de altos cargos.
Desde hace dos años se venía especulando con la venta de este histórico grupo fundado en 1875. Sus dirigentes excluyeron esta opción hasta abril de 2022, cuando se resignaron ante la presión de los accionistas.
Debido al carácter sensible de numerosas actividades del grupo en Japón –con presencia en la infraestructura nuclear, la defensa, los semiconductores o la criptografía cuántica–, se estimaba difícil una compra por parte de inversores extranjeros.
La propuesta encabezada por JIP garantiza una solución 100% japonesa, gracias a la asociación del fondo de inversión con 17 empresas niponas y seis bancos del país, que aportarán préstamos.
Toshiba sufrió un escándalo de manipulación de cuentas revelado en 2015, seguido de pérdidas masivas vinculadas al mal desempeño de su filial norteamericana de equipamiento nuclear Westinghouse, finalmente revendida.
Para sobrevivir, Toshiba tuvo que vender otros activos, entre ellos su actividad de tarjetas de memoria Toshiba Memory (hoy en día Kioxia, donde tiene una participación del 40%), y abrir su capital a numerosos inversores extranjeros.
El conglomerado tuvo además en los últimos años una crisis de gobernanza, a causa de una serie de dimisiones desde 2021 bajo la presión de una parte de los accionistas, descontentos con los resultados financieros y favorables a vender el grupo.
Según el analista Mio Kato, todavía es “absolutamente plausible” que la compra provoque “cierto enfado” entre los alrededor de 116.000 empleados de Toshiba.