“Absurdo”, “frustrante”. Es una situación estresante inimaginable para muchos padres: Estados Unidos está atravesando una muy rara escasez de leche en polvo para bebés, acentuada por el cierre de una planta del laboratorio estadounidense Abbott.
“Apenas nació mi bebé, noté que había un problema y la semana que viene cumplirá siete meses”, cuenta Sara Khan.
Esta madre describe su carrera de obstáculos para encontrar unas cajas de leche en polvo, su angustia ante los anaqueles vacíos de las farmacias CVS y Walgreens o los supermercados Target, ya sea en Washington o sus alrededores.
Hasta ahora ha dependido de amigos y familiares, quienes le ha estado enviando cajas de leche cada vez que encontraban una, desde Boston, Nueva York o Baltimore.
“Es absurdo”, continúa, recordando que llegó a importar leche de Alemania.
La situación realmente se deterioró cuando, el 17 de febrero, tras la muerte de dos bebés, Abbott anunció la “retirada voluntaria” en su planta de Michigan de sus leches en polvo, entre ellas Similac, utilizada por millones de familias estadounidenses.
Una investigación posterior no encontró evidencia de que las muertes tuvieran vinculación con las leches de fórmula infantil de Abbott. Pero la producción aún no se ha reanudado, empeorando la escasez ya provocada por problemas en la cadena de suministro y la falta de mano de obra derivados de la pandemia de covid-19.
Según la plataforma de datos sobre consumo Datasembly, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó el 43% a finales de la semana pasada, un 10% más que el promedio de abril.
“Es muy frustrante porque no es como si el problema hubiera surgido de la noche a la mañana”, dice indignada Olivia Espinosa.
En San Diego, California, Espinosa y Steve Hohman son padres de dos niños, incluida Maya, de tres semanas, que es intolerante a la lactosa.
“Tuvimos pocas opciones más que recurrir a la leche de origen vegetal”, dice.
Habitualmente, los hospitales y los pediatras entregan a los padres varias muestras de leche en polvo para poder determinar cuál es la mejor para el bebé. Pero pocos todavía tienen muestras en stock.
El papá de la pequeña Maya enfatiza lo desesperante que es que su hija no pueda probar otras leches que probablemente serían más nutritivas.
Esta carencia “es sumamente frustrante, sobre todo cuando tienes un bebé que tiene necesidades muy específicas”, continúa su esposa, quien dice tener dificultades para amamantar y producir suficiente leche.
– Giro político –
Incluso para los niños que no tienen una sensibilidad particular a la leche, la situación es complicada, apunta Sara Khan.
“No es tan fácil” cambiar de leche, dice. Al bebé le debe gustar el sabor de la nueva leche y no debe causarle otros trastornos, como estreñimiento.
Y además de los problemas de abastecimiento, los padres lamentan los costos, en momentos en que los vendedores online han duplicado o incluso triplicado sus precios.
“Sabemos que muchos consumidores no han podido acceder a la leche en polvo infantil y a los alimentos médicos que están acostumbrados a usar”, dijo Robert M. Califf, de la agencia de medicamentos federal FDA, en un comunicado el martes por la noche.
“Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para garantizar que haya un producto adecuado disponible dónde y cuándo lo necesiten”, aseguró.
El miércoles, Abbott dijo que “lamenta profundamente la situación”.
“Desde la retirada de las leches del mercado, hemos estado trabajando para aumentar el suministro en nuestras otras plantas registradas por la FDA, incluso trayendo Similac desde nuestra sede en Cootehill, Irlanda, por aire, y produciendo más Similac y Alimentum líquidos”, afirmó la empresa.
El caso está tomando un giro político.
“Exijo la acción de la FDA (dirigida por la administración) Biden para abordar esta crisis de leche de fórmula para bebés. Los padres de todo Estados Unidos no pueden esperar ni un segundo más”, tuiteó la congresista republicana Elise Stefanik.
Más a la derecha, su colega Marjorie Taylor Green deploró en Twitter que “el Congreso quiere enviar casi 40.000 millones de dólares para Ucrania mientras que las madres estadounidenses no encuentran leche para bebés”.
En un comunicado, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, calificó la escasez de “escandalosa e inaceptable”, e instó al presidente Joe Biden a “tomar control de la situación rápidamente”.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró a CNN a principios de esta semana que la administración Biden estaba trabajando “día y noche” para encontrar soluciones.