Los precios, principalmente de alimentos de primera necesidad, tardarán alrededor de medio año en retornar a valores previos a los impactos por alzas de los combustibles y de la pandemia, según proyecciones del sector privado.
La canasta básica se volvió inalcanzable para millones de hondureños bajo pobreza, luego que la comida incrementara a medida que los combustibles empezaron a subir posterior al 24 de febrero, cuando estalló el conflicto ruso ucraniano que aún mantiene alteradas las cotizaciones del petróleo.
Pese a que, en el mercado doméstico, las gasolinas llevan ocho semanas cayendo, apenas, nueve productos del campo reflejan el traslado de estas disminuciones según los consumidores que exigen una disminución general a la canasta básica que se compone de 30 y hasta 282 productos y bienes.
Pero existe un fenómeno, llamado -rigidez de precios- que no permite una caída inmediata en los precios, expone la cúpula empresarial en el “Boletín Económico” de este mes.
Consiste en “cierta resistencia al cambio o a la adaptación dificultando los ajustes necesarios para volver a alcanzar el equilibrio en el mercado o expectativas de los agentes económicos”, explica el documento elaborado por la gerencia de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).
Tanto así, que se requieren cinco meses y medio para “cambiar los precios de un bien o un servicio hacia el alza o hacia la baja en la economía hondureña”, explica el documento, que contrasta con las alzas automáticas que se produjeron desde enero antes del cambio de gobierno.
En el reporte en mención, se asegura que son seis los factores que influyen en una rigidez nominal de precios en Honduras. De mayor a menor aparecen; los precios de los combustibles, fletes marítimos, inflación importada, subsidio energía cruzado, precios de los fertilizantes y la liquidez financiera y la devaluación de la moneda.
En cuanto al precio de los combustibles, expone que la gasolina súper y regular en Honduras es 28 por ciento y 26 por ciento más alto que en 2021; y el diésel es 41 por ciento más elevado que el año anterior, afectando los costos de la estructura productiva.
Por el lado de los fletes marítimos, los problemas en la cadena logística internacional están provocando tiempos más largos de espera para la llegada de mercancías acompañados de precios más altos.
La inflación importada en julio fue del 43.6 por ciento, producto del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la inflación en EUA y los precios de los fertilizantes, principalmente.
Añade que el subsidio cruzado de energía a usuarios con menos de 150 kilovatios de consumo mensual, incrementó hasta 16 por ciento la factura final de las empresas.
Mientras los precios de los fertilizantes que importa Honduras incrementaron 312 por ciento en promedio, respecto a los precios prepandemia. Y, por último, están la liquidez en la banca y la depreciación de la moneda de 223,518.3 millones y de 2.49 por ciento, respectivamente, que también inciden en la demanda, concluye este apartado del documento.