Las autoridades económicas deben asegurar equilibrar una política monetaria para preservar la estabilidad de precios, conservar las reservas internacionales, mantener la recuperación de las principales actividades económicas y consolidar una política fiscal que pueda ayudar a la economía a adaptarse a situaciones volátiles y recuperarse de situaciones adversas a través de la inversión en capacidad productiva, competitividad y capital humano.
Esas recomendaciones fueron emitidas por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) a medida que acerca el cierre del 2022, entre posibilidades de una recesión económica global, debido al deterioro de las perspectivas de crecimiento económico, el aumento de la inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras.
En conclusiones del sector privado, la economía mundial se encuentra en medio de uno de los episodios con mayor sinergia de endurecimiento de política monetaria y fiscal de las últimas décadas.
Estas acciones de políticas son necesarias para contener las presiones inflacionarias, sin embargo, en la medida que las políticas económicas actuales no sean suficientes para reducir la inflación, provocaría que los bancos centrales endurezcan más rápidamente sus decisiones de política monetaria aumentando la probabilidad de una recesión mundial.
“Como la pandemia COVID-19 evidenció, el espacio fiscal será fundamental para poder atender las necesidades de una potencial crisis, por lo tanto, las autoridades fiscales y los bancos centrales deben tomar acciones de políticas monetarias, financieras y fiscales que protejan el espacio fiscal a fin de mejorar las condiciones para proteger a los hogares y las empresas de los efectos negativos de una recesión económica”, señaló.
El Banco Central de Honduras (BCH) mantiene sus proyecciones de crecimiento económico, exportaciones e importaciones y considerando que cada vez es más evidente una recesión global es posible que estas proyecciones se ubiquen por encima de lo que realmente se debería esperar, dado el alto grado de dependencia de nuestra economía con la estadounidense y el comercio global.
Se alertó que una recesión en Honduras se traduciría en desplome de variables macroeconómicas como: las exportaciones, las inversiones y el turismo. A su vez, disminuye la producción, el empleo y los ingresos; causando un aumento en la desigualdad, la pobreza y la exclusión social.
Esto se empeoraría en la medida que los Estados Unidos entre en recesión el envío de remesas se reduzca y las familias vean reducidos sus ingresos para afrontar una situación de alta inflación y bajos niveles de crecimiento económico.