En el Distrito Central, al menos unos 800,000 habitantes viven en zonas de riesgo, por lo que la alcaldía desarrolla obras de mitigación en 40 puntos críticos de la ciudad, informó el alcalde, Jorge Aldana.
“Recibimos una ciudad que tiene un millón y medio de habitantes, de los cuales 800,000 viven en zonas de riesgo; la situación nos revela que la sociedad que tenemos es de las más vulnerables del mundo”, manifestó.
Según dijo, no se queja del pasado y que, por el contrario, la alcaldía ya contrató y mandó a licitar un plan de ordenamiento “para que menos personas en el futuro comprometan su vida viviendo en zonas de riesgo”.
A criterio del edil capitalino, si se hubiera puesto en marcha un plan de ordenamiento territorial, conociendo las debilidades de las zonas de riesgo de la ciudad, los habitantes afectados no estarían pagando “las consecuencias que hoy pagan”.
URGE PONER ORDEN
“Es un tema de poner orden, de generar pensamientos al futuro, de poder crear una ciudad que pueda ser resiliente”, afirmó Aldana.
Señaló que la ciudad tiene “ochenta puntos críticos que necesitan una intervención inmediata”, lo que requiere de recursos, que siempre han sido limitados, lo que lleva a valorar el coste beneficio de una inversión.
Aldana explicó que se está invirtiendo en 40 de los sitios más críticos, en infraestructura gris para reducir el riesgo de las comunidades y en áreas verdes, como el denominado Bosque “Berta Cáceres”, en una extensión de unas 24 hectáreas, ubicada en el extremo este de la ciudad.
A los problemas de la capital se suma el suministro de agua, pues la topografía irregular, por sus pendientes, representa un grave problema para muchos de sus habitantes que carecen de servicios de alcantarillado o que viven en zonas donde las tuberías están dañadas y por ende no reciben el líquido vital.
Ese sector de la población tiene que comprar agua de cisternas, a un precio de 100 y 150 lempiras el barril.
Del total de la población de Tegucigalpa, al menos el 40 por ciento “no tiene acceso directamente al agua potable”, por lo que mientras en una zona de clase media pagan 300 lempiras al mes por el servicio, una familia de un barrio pobre paga lo mismo por apenas dos barriles.